El Santa Teresa cosechó el pasado domingo la primera derrota de la temporada. Fue en el mes de mayo y le sirvió para sacar el billete a la final por el ascenso a Liga Iberdrola.
Si le hubiésemos preguntado a principios de temporada a Juan Carlos Antúnez sobre cuál sería la manera en la que le gustaría que llegara dicho primer partido perdido de la campaña, no hay duda que elegiría el perder 2-1 en El Sadar frente a Osasuna para cumplir el objetivo. Además, según se dieron los acontecimientos, las rojiblancas salieron fortalecidas de cara a la eliminatoria definitiva que comienza esta próxima semana.
Las pacenses desarrollaron a la perfección el guión de partido que tenían previsto durante los primeros 45 minutos de encuentro. El tanto de Mireya en el 20′ (apareciendo la onubense en un momento decisivo como éste) parecía decantar la semifinal del lado rojiblanco de manera definitiva aunque, en la segunda mitad, al Santa Teresa le tocó doctorarse en sufrimiento.
A Osasuna no le quedaba más remedio que ir con todo a buscar los tres tantos que necesitaba para intentar remontar la eliminatoria, y logró comerle la moral por completo a las de Antúnez. El tanto del empate a uno, junto a las más de 5.000 personas que les animaban en el estadio soñado para ellas como es El Sadar, espoleó a las navarras, que dominaron el duelo hasta el minuto 97 y medio en el que el colegiado decretó el final.
El segundo gol en contra se encargó de meter el miedo en el cuerpo al Santa Teresa, pero no pasó de ahí. A pesar de la derrota, el pase a la final acabó demostrando que estas chicas también saben sufrir, lo cual les va a ayudar bastante de cara al enfrentamiento ante el Tacón de estas próximas dos semanas. Lo importante es que Badajoz está ante el último escalón para volver a la élite.