¿Entendemos la diferencia?

La pregunta puñetera

Haciendo un ejercicio de memoria no demasiado trabajado puedo recordarnos en el barro. De igual manera, nos situábamos en pueblos y en pequeñas pedanías donde, en mitad de la lluvia, recibíamos calambres del micro que teníamos en la mano.

Pasaron los años. Todos -hasta los estadios que visitábamos-, nos hacíamos más grandes y más viejos. Pero aunque en todo este tiempo ha habido cambios de formato, el objetivo siempre ha sido el mismo: contar y difundir las andanzas de lo que acontecía en nuestro deporte. Tal como sigue siendo el objetivo a día de hoy.

Con la presencia de los artículos de opinión, se expresan puntos de vista a título personal de los propios redactores de este medio o de otros colaboradores cuyo fin no era otro que plasmar sus sensaciones al mundo. De acuerdo estamos que estas apreciaciones individuales y de la propia persona vienen de muy dentro del que los escribe y nadie más que el propio autor puede tener esa perspectiva. Y desde aquí tenemos que respetar esa libertad de expresión de cada uno y no hacer censura, aunque algunas veces no estuviéramos al 100% de acuerdo de las líneas que se publicaban.

Yo he sido el primero que, de manera individual, personal y voluntaria, he dejado aquí ideas que no solo no han gustado, sino que además han sido duramente criticadas. Dichas críticas han sido, por supuesto, aceptadas, ya que de una opinión que se hace pública nacen otras muchas, sobre todo cuando son voces discordantes.

Dando por supuesto que no se puede coincidir siempre y que se van a hacer sí o sí ‘contraopiniones’ ante algo con lo que estamos en profundo desacuerdo, la aparición del insulto y otras descalificaciones hacen perder mediante las formas toda aquella razón que pudiéramos tener en un principio mediante el contenido.

Por mucho que nos pueda horrorizar el contenido, es posible mostrar un profundo desacuerdo sin tener que entrar en el terreno de la ofensa personal o de un punto de vista poco apropiado tanto por redes sociales como de malas maneras en persona, que es aún más preocupante.

Se puede leer y aprender de cada crítica constructiva. Respecto a algunas de las se hacen de manera destructivas, considero que hay tanta distancia entre nosotros que cuando me hablan, no les escucho.

 

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