Al igual que ocurre en todo matrimonio, la relación de Mehdi Nafti con el Nuevo Vivero ha ido evolucionando a través de distintas fases. La primera de ella es el enamoramiento. Una vez que el técnico franco-tunecino disputó el primer partido con el conjunto blanquinegro en el estadio habló maravillas y quedó prendado de la afición. Tras las primeras semanas de convivencia, comenzaron a darse cuenta de que había cosas que no les gustaban al uno del otro. Nafti decidió hacer públicas sus diferencias y se quejó abiertamente del pésimo estado del césped.
Como en toda relación, si de verdad hay cariño, uno de los dos acaba cediendo para el beneficio de la misma. Por este motivo, el Nuevo Vivero experimentó (o sufrió incluso) una resiembra que llevó al Badajoz a jugar al exilio del Francisco de la Hera ante el Almería B, partido que acabó gustando mucho a los aficionados pero que terminó en empate. Por último, Nafti también ha puesto su granito de arena por esta relación no queriendo hablar del problema que les separaba. Este es el motivo por el cual el entrenador evita a toda costa pronunciarse antes y después de los partidos sobre el estado del terreno de juego.
Gracias a que ambos han cedido, el Badajoz lleva en su estadio una racha inexpugnable. Los pacenses encadenan cuatro victorias consecutivas en el mismo. Los rivales han sido Don Benito, UCAM, Melilla y Atlético Sanluqueño. Estos datos hablan de dos triunfos ante equipos de arriba y otros dos ante conjuntos de la zona baja. Lo de motivarse solo contra los primeros clasificados parece que solo se pone en marcha en los duelos de fuera de casa.
Está claro que cualquier equipo necesita hacerse fuerte ante su público para poder lograr los objetivos. Si se mantiene este nivel en casa y a poco que se mejore fuera, muy mal se tiene que dar para que los pacenses no acaben en la parte media-alta de la tabla.
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