Seguramente esta no vaya a ser una de las semanas más agradables para Patxi Salinas en su carrera deportiva. La mala racha que atraviesa el Badajoz ha provocado que algunos aficionados comiencen ya a comentar abiertamente que no les gusta lo que el técnico vasco propone sobre el verde cada domingo. En cualquier trabajo, pensar en despedir a un trabajador que ha tenido tan solo dos meses para mostrar sus cualidades sería una auténtica locura. En el fútbol esto no solo se ve como algo normal, si no que, incluso, en según qué casos, dos meses puede considerarse que es conceder demasiado tiempo.
Es cierto que el Badajoz de Patxi Salinas no ha enamorado en ninguno de los duelos que ha disputado en esta temporada, ni tampoco en los amistosos que jugó anteriormente. Si esta situación ahora se acompaña de una mala dinámica en cuanto a resultados, la cuerda que le ata al banquillo del Nuevo Vivero va a pasar a ser cada más fina. Ante una situación de este tipo, las personas podemos dejarnos llevar y sacar nuestro lado más débil o tirar de personalidad para crecernos en la adversidad. Seguramente Salinas se encuentre ahora mismo con ese conflicto interno, aunque él ya tiene experiencia.
El técnico ya se atrevió hace unos años a poner a prueba su capacidad de resistencia ante toda España en el concurso ‘Supervivientes’ y, en una situación ya más real, tuvo que probar el lado más amargo de un banquillo la temporada pasada al ser despedido del Burgos.
Lo que mejor le viene al Badajoz en esta semana es transformar en rabia (que no en autopresión) las críticas que está recibiendo por no dar una a derechas en las últimas semanas para lograr así ser un equipo competitivo ante un conjunto con buenos futbolistas como la Balona, y poder otorgarle de una vez por todas una alegría en casa a su afición.
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