LA PREGUNTA PUÑETERA
El 8 de marzo de 2017 será un día de inolvidable recuerdo en la retina de todo aquel que sienta algún tipo de emoción en el mundo del fútbol. Amén de que también fue, como cada año, el día de carácter internacional en el que las mujeres reclamaban esa igualdad que tanto necesita este mundo, también supuso una efeméride que aquellos que amamos el balompié no olvidaremos jamás.
Y es que supuso un doble aniversario que condujo hasta el éxtasis tanto un caso como en otro. Y aunque se parezcan como el agua y el aceite, sí que tienen como hecho curioso el compartir un peculiar ‘aniversario’.
El primer chute de la más grande de las euforias tuvo un efecto instantáneo. Al tratarse de un hecho balompédico a nivel mundial, no incidiré mucho más allá de que fue un fogonazo de fe en el fútbol. Que por mucho que pudiera quedar manchada por la labor arbitral, aquel choque de Champions entre el Barça y el PSG dejó como ejemplo que nunca hay que rendirse. Que el poder de la fe y la actitud puede transformar lo imposible en realidad. Que el mundo del deporte puede tener en la vida de carne y hueso un guión cinematográfico que podría optar a Óscar.
El segundo chute toca más la fibra. Es más paulatino. Y que conste que también supuso un camino que llevó al ser humano a pasar de ser un incrédulo que insultaba al equipo de su ciudad a otro que unas semanas después quería felicitar a esos mismos que antes ofendía de forma inmisericorde. Por suerte, estos tienen buena memoria y dijeron aquello de «el año ha sido muy largo».
Hace un año que llegó un valenciano a la capital pacense para cambiarlo todo. El trotamundos de la geografía futbolística extremeña recordó al cisne que no debía llorar pensando que no era el patito feo. El que creó con unos retales de lujo un gigante que despertó y nos hizo celebrar el San Juan más dichoso que recuerdo un mucho tiempo.
Porque hoy Juan Marrero ha soplado las velas con todo merecimiento. Porque después de devolvernos donde parecía que nunca íbamos a volver, ha sabido mantener a un equipo fuera de peligro en un retorno al bronce lleno de dificultades. Porque ha tenido tranquilidad cuando llovía fuerte y ha convencido a todos de que en el ‘deporte del lunes’ todo es relativo. Ni una gran derrota es una tragedia, ni en un gran triunfo la euforia debe durar para siempre.
El 8 de marzo supone una doble fecha que el mundo del fútbol recuerda como histórica. Unos lo hacen en todo el mundo, otros lo viven desde Badajoz. Pero lo cierto es que es día que se recordará por siempre por este tipo de razones.