Pequeño pero Gastón
Como cada 8 de marzo, pasado mañana se celebra el Día Internacional de la Mujer. Este año la reivindicación parece haber cobrado una importancia mayor a la de ediciones anteriores. Hay incluso programada una huelga femenina para ese día en nuestro país. Lo bueno sería que todos predicáramos con el ejemplo cada día. El Santa Teresa, que es nuestro principal exponente de deporte femenino, lo va a celebrar el sábado por todo lo alto. Las rojiblancas tienen una nueva y decisiva jornada liguera, pero esta vez toca visitar un escenario de los grandes. El Benito Villamarín abrirá sus puertas para recibir a las pacenses en su duelo frente al Betis.
Seguramente se sumarán a las reivindicaciones (y si no se les había ocurrido todavía están a tiempo de prepararlas) el resto de deportes y disciplinas en todas sus categorías. El Badajoz, por ejemplo, ha anunciado que el partido ante el Marbella tendrá protagonismo carnavalero, pero no sabemos nada del apoyo al deporte femenino. Todos los años hace el club este guiño hacia las agrupaciones que más se han identificado con sus colores en los cinco días festivos más importantes de la ciudad, pero la coincidencia de fechas debería incluir este año también algún guiño en clave femenino.
Una vez más conviene recordar que el deporte practicado por mujeres no es ni mejor ni peor que el de hombres, simplemente es distinto. Si comparamos (que ya de por sí está mal hecho) las disciplinas masculina y femenina de un mismo deporte vemos muchas similitudes y semejanzas. No todo es igual en la vida. Si todavía no lo han hecho, vayan a ver deporte femenino en directo. A la hora de la igualdad entre géneros deportivos viene muy mal el echar la vista atrás y comprobar el MACHISMO (así, con mayúsculas) que existía hasta hace dos días (lo de antes sí que era machismo de verdad).
Para conseguir la igualdad real entre géneros deportivos nos queda aún muchísimo que mejorar. Hace apenas diez días, cuando al atlético Vitolo le dio por cagarla en zona mixta tras ganar al Copenhague en la Europa League poniendo a las mujeres de cotillas (lo cuál evidencia que no conoce el funcionamiento ni de los hombres ni de las mujeres), mi compañero Pol García escribía un artículo en el que decía que había que erradicar algunos micromachismos (que al final acaban convirtiéndose en maxi), como cuando decimos que van a jugar «las niñas del Santa Teresa». La gente joven tenemos un papel determinante en acabar con el machismo desde la educación y el lenguaje. Nosotros, que poco a poco vamos conviviendo con una sociedad más igualitaria, debemos decirle a nuestros mayores que los tiempos cambian y que al fin todos somos iguales.