Hoy la opinión la pone: Óscar Retortillo
A menudo los jugadores/as o incluso los propios entrenadores/as nos olvidamos del verdadero significado del deporte, ese en que nuestros antepasados (allá por los tiempos griegos) realizaban para disfrutar en paz y armonía de un periodo deportivo de convivencia con otras razas, culturas y países, esa época donde incluso las guerras se paralizaban para el disfrute de todos.
Hoy en día, incluso en competiciones amateurs o de formación, tendemos a darle mayor importancia a las victorias que al esfuerzo, superación y sacrificio del jugador/ra…a menudo tendemos los entrenadores/as a «ganar a cualquier precio», todo vale por la victoria, sin importarnos en demasía por la formación deportiva. El espíritu deportivo queda relegado a los resultados, sin ver más allá del verdadero fin de practicar o realizar un deporte.
Cuantas veces no habréis escuchado hay que «ganar a cualquier precio», incluso habiendo perdido el partido en la pista a menudo se buscan excusas o motivos para conseguir la victoria, quien no ha sufrido un aplazamiento de partido por disponer de pocos jugadores/as y el equipo rival negarse para poder ganar el partido. Si uno lucha por ser el mejor, por superarse a si mismo, por demostrar que se merece ganar o la liga… por que no ser realista y enfrentarse en las mejores condiciones posible a sus rivales para obtener una mayor satisfacción personal, colectiva y deportiva (que en el fondo es de lo que realmente se trata, en especial en categorías de formación y amaters).
Yo he tenido el lujo y privilegio de poder coger a un grupo de jugadores que ni siquiera sabían hacer una entrada a canasta por la derecha en categoría cadete de segundo año, pasarnos un mes entero entrenando las entradas a canasta, un grupo que llevaba más de una temporada sin conocer vencer en la pista un partido oficial y terminar esa misma temporada proclamándose Campeones de Extremadura en Cadete Plata, contra todo pronostico y gracias a la superación y sacrificio de todo el equipo. Sí que es cierto de que habían algunos jugadores determinantes que marcaban diferencias en su edad, pero no es menos cierto que paso a un segundo nivel cuando cualquiera de los doce jugadores eran capaces de sumar por el bien colectivo. Acudían a cada entreno extra que se les ponía, no dudaban ni un segundo en dar el máximo en cada entrenamiento y en cada partido, preferían luchar por un rebote y dar una asistencia que anotar o jugar muchos minutos.
No ha habido época más satisfactoria que ver a ese grupo de chavales que se esforzó (de la nada pasaron al todo), se unió (incluso todavía hoy en día la gran mayoría siguen en contacto) y consiguieron ser auténticos deportistas… Siempre es más gratificante como entrenador/a, como persona, ver que tus enseñanzas sirven para superar y mejorar a tus jugadores/as…ese es el verdadero significado del deporte y de ganar a cualquier precio, pero siempre desde el trabajo y la deportividad.
Foto: Basketblog.com