El Badajoz necesita un cambio de chip. El equipo cuenta con mimbres para jugar mejor de lo que lo está haciendo y ser más competitivo en ciertos partidos, pero la situación que arrastra el club hace que las piernas pese más de la cuenta en momentos decisivos.
La dinámica que arrastra el equipo es malísima. La última victoria data del pasado 21 de enero y, salvo lo visto en casa de la Balona, las sensaciones en los encuentros que disputa no son nada halagüeñas.
En esta ocasión, el equipo que dirige José María Salmerón salió derrotado de Balaídos tras caer por 2-0 ante el Celta B. Un filial vigués que en el minuto 26 ya había anotado los tantos que le darían los tres puntos y que logró dominar el partido a su antojo.
Salmerón inició en feudo celtiña con más ojos puestos en el banquillo que sobre el verde. El preparador almeriense dejó en fuera a Alfaro, Gorka, Buyla o Josete. Algunos por decisión técnica, otros por molestias físicas, pero el once del Badajoz sorprendió.
Al igual que ocurriera en La Línea de la Concepción, el técnico blanquinegro volvió a apostar por una defensa de cuatro hombres. Con Cordero y Pérez Acuña en los laterales, el centro de la zaga estuvo custodiado por Borja García y Mariano.
Por delante, una línea de cuatro hombres formada por Calderón y Adilson en los costados y Mancuso y Palma como doble pivote. Para el gol, Francis Ferrón acompañado por Soto, que cumpliría el rol de media punta en muchos tramos del partido.
El inicio del partido fue un aviso de lo que iba a encontrase el Badajoz en Balaídos. El Celta B tuvo su primera acción peligrosa en el primer minuto de juego. Los de Claudio Giráldez, basados en tener el control del esférico, lograron llegar con peligro por banda derecha.
Miguel Rodríguez conectaba un centro desde la derecha con rosca que a punto estuvo de rematar de primeras Hugo Álvarez de no ser por que Borja García logró tocar lo justo el envío. El rechace le cayó al atacante celeste que, tras lograr darse la vuelta, remataba entre los palos que defendía Kike Royo sin que el meta riojano tuviera demasiadas complicaciones para detener el chut.
El Celta avisaba en el primer minuto de juego y en su primera llegada al área pacense. Los minutos siguientes no iban a ser mejores para el Badajoz. Con el bloque situado a media altura, los blanquinegros no presionaban la salida de balón viguesa apoyada por sus tres centrales.
Con una circulación de balón muy limpia, el Celta B conseguía desactivar la tímida presión que ejercían los jugadores del Badajoz para llegar a zonas peligrosas. En el minuto 4 de partido, una de estas combinaciones se acabaría convirtiendo en el primer tanto del encuentro.
Sotelo encontraba liberado en el costado diestro a Carrique que, con un toque de primeras muy preciso, conectaba con el desmarque que había proyectado Raúl Blanco en el hueco entre lateral y central.
El atacante celeste no se ponía nervioso y definía con la zurda al palo largo de la meta que protegía Kike Royo, haciendo el primer tanto del partido en favor de su equipo.
El Badajoz trató de reaccionar y comenzó a buscar a Adilson en el costado izquierdo. El portugués dispuso de la ocasión más clara del Badajoz en la primera mitad cuando en el minuto 22 recibía el cuero en la frontal tras un pase de Ferrón y definía raso a las manos de Christian Sánchez.
No pareció inquietar en exceso la ocasión pues en el minuto 26 Miguel Rodríguez hacía el 2-0 tras un error en la salida de balón blanquinegra. Soto hacía un mal control en el centro del campo tras un envío de Mariano y éste saltaba para tratar de recuperar la bola dejando en posición ventajosa a Miguel.
El de Redondela le ganaba la posición a Raúl Palma y se plantaba solo ante Kike Royo, al que batía con un zurdazo cruzado. El filial vigués doblaba su ventaja cuando aún no se había llegado a la media hora de partido.
Pudo llevar otro rumbo el choque si Javi Domínguez hubiese visto la segunda amarilla tras un claro derribo sobre Ferrón pasada la media hora de partido. El colegiado decidió no mostrar la cartulina y dejó al Celta con once hombres.
Sabiéndose por delante en el luminoso, los de Claudio Giráldez trataban de no arriesgar en exceso cuando se encontraban en posesión del balón y presionaban activamente cuando se producía la perdida.
A diez minutos para el descanso, Kike Royo tuvo que emplearse a fondo para despejar un cabezazo de Miguel Rodríguez tras un envío desde la esquina de Raúl Blanco. El Celta se marchaba a vestuarios con el control del marcador y del juego.
En la segunda parte no cambió mucho el guion. El Badajoz trataba de acercarse a la portería del Celta cuando recuperaba el balón pero sus acciones no ponían en peligro los intereses celestes.
Las intentonas de los de Salmerón morían antes de llegar al área rival. Por el contrario, cada vez que combinaba una serie de pases por dentro, el Celta ponía en aprietos a la defensa del Badajoz.
Medrano metía el susto en el cuerpo a los pacenses después de que un disparo suyo desde dentro del área se estrellará en el larguero de la portería del Badajoz. El arbitro señalaba fuero de juego e invalidaba la acción, pero el Celta sumaba una nueva llegada peligrosa.
Pasada la hora de partido, Salmerón decidió dar entrada a hombres de refresco. Buyla y Gorka sustituyeron a Mancuso y Ferrón, pero su impacto no llegó a traducirse en mejoría en el juego del Badajoz.
En el 76, Salmerón dio entrada a Zelu y Alfaro en detrimento de Palma y Calderón, buscando a la desesperada que su equipo lograra trenzar alguna jugada que los metiera en el partido. Pero el paso de los minutos y el peso del resultado habían hecho mella en el equipo.
Con el descuento casi cumplido, Gorka Santamaría tuvo en sus botas la ocasión más clara del Badajoz en la segunda mitad. Un zaguero celeste rechazaba un pase picado de Buyla y el rechace le caía a Gorka en la frontal del área, que se llenaba de balón y mandaba el cuero muy desviado.
El Badajoz regresa de Vigo de vacío y con unas sensaciones completamente opuestas a las sentidas en La Línea tras el encuentro ante el Linense. El equipo recibe el próximo domingo a Unionistas en un Nuevo Vivero que exigirá resultados o soluciones.