El Badajoz no aprende. Aunque todos sabíamos que en el partido del pasado domingo ante el Recreativo de Huelva no cabía la más mínima opción de despistarse, pues si esto ocurría el estropicio que podían crear los onubenses iba a ser de fatales consecuencias, los blanquinegros volvieron a salir dormidos a un duelo fuera de casa.
Comentaba Mehdi Nafti en la rueda de prensa previa al encuentro que a sus futbolistas no hacía falta motivarles para el mismo porque se crecen por sí solos contra los equipos importantes. Atendiendo a estas palabras, debió parecer que el ‘Recre’ no tiene la suficiente historia ni está lo suficientemente bien clasificado como para que el Badajoz saliera concentrado en el Nuevo Colombino desde el primer instante.
En los compases iniciales del duelo ya se intuía que algo malo iba a pasar. Los primeros minutos fueron de un dominio total del conjunto local, aunque sin ser capaces de abrir la lata tan pronto.
Que los pacenses tuvieran muchas dificultades para enlazar un buen juego de ataque tenía su explicación en la falta de Damián Petcoff por sanción, pero que defensivamente el equipo tampoco andara fino en el inicio solo se explica desde una relajación excesiva al situarse sobre el verde.
En la segunda mitad, la cosa cambió y el Badajoz acabó el encuentro mejor que su rival, a pesar de jugar con un futbolista menos esos últimos compases y de haber recibido el definitivo mazazo del partido en forma de gol en contra. Los de Nafti lograron reponerse del palo e ir a por todo un Recreativo en el histórico Nuevo Colombino.
Una nueva muestra de que el problema del Badajoz esta temporada no está en las piernas, sino en la mente. Cuando el equipo sale concentrado y se conciencia de que puede lograr los tres puntos, lo consigue. Sea donde sea y ante el rival que sea, aunque parece que, dicha mente, funciona mejor en el Nuevo Vivero.