Francis Ferrón es el principal referente del Badajoz en esta temporada, tanto para lo bueno, como para lo malo. El delantero algecireño es uno de los máximos realizadores del grupo IV de Segunda B, pero el domingo desaprovechó la oportunidad más clara de su equipo para lograr la primera victoria en casa frente al Marbella. Pasada la media hora de partido, Ezequiel Lamarca se adentró en el área rival desde el pico derecho para mirar a portería. La zancadilla de un defensor marbellí le derribó y el colegiado no dudó en pitar penalti.
Se las prometían muy felices los pacenses al ver la confianza con la que Ferrón agarró el cuero para situarlo en los once metros mientras dialogaba con su excompañero Wilfred antes de que este se colocara bajo palos. En ese instante, nadie podía imaginar el golpeo que Ferrón estaba construyendo en su cabeza. Cuando el colegiado hizo sonar su silbato, el algecireño picó el cuero a lo panenka para acto seguido comprobar como se marchaba a las nubes. Era la única ocasión de la que el Badajoz dispuso hasta entonces.
Todo esto, unido al nerviosismo de la afición por no haber visto todavía a su equipo ganar los tres puntos en el Nuevo Vivero, desembocó en los primeros pitos de la temporada. Pitos, que después volvieron a repetirse en varias ocasiones. Una misma acción hay momentos en los que queda bien y otros en los que sobra. Al igual que si vas ganando ese golpeo puede ser considerado como una genialidad, hacerlo con un empate a cero en casa frente al Marbella es una frivolidad.
Sin duda es un futbolista imprescindible y que marca diferencias en este Badajoz, pero el entrenador debe incidir cada semana en los errores del domingo, aunque el protagonista de ese error sea el mejor jugador del equipo.