Pequeño pero Gastón
Al llegar a final de temporada no se puede atender a cosas externas. No importa el juego que se practique, no importa cómo haya llegado el equipo al tramo decisivo, no importa la superficie en la que se dispute. No importa absolutamente nada de eso. En una última jornada, lo única que importa es ganar. Sea como sea. Y el Badajoz ganó. El domingo le salió todo a pedir de boca. Los pacenses estuvieron muy intensos durante todo el partido, el rival -colista y ya descendido- viajó en el día desde Lorca, jugaron casi una parte entera con el resultado a favor y -esto es lo más importante- el llamamiento masivo que se hizo a la ciudad durante la semana para que apoyara al equipo hizo efecto con creces.
En el Nuevo Vivero se dieron cita alrededor de 10.000 personas. Estas son cifras únicamente comparables a partidos que decidan un ascenso o de extrema rivalidad como en los duelos frente al Mérida. Esto ya deja bien a las claras la importancia del encuentro. Varios centenares de estos aficionados se fueron a casa más de media hora después de que acabara para felicitar a sus futbolistas directamente desde el mismo césped.
Como suele ser habitual en un equipo que entrena Juan Marrero, el ‘tick’ de objetivo cumplido se lo ha colgado el conjunto pacense por segunda campaña consecutiva. El valenciano llegó mediada la pasada para lograr un ascenso que por aquel entonces parecía poco menos que una locura. Y lo consiguió el ya histórico 25 de junio en Calahorra. Con mucho sufrimiento. Hace tres días logró la permanencia en casa por la mínima. Obviamente con mucho sufrimiento. El técnico además, por si saltaba sufrimiento, no se cansa de decir que ha sido su temporada más difícil como entrenador por todas las cosas que han pasado. Si usted a esta hora se esta preguntando qué problemas han provocado esa situación tan sufridora… yo también. Pudo celebrar el triunfo pisando la hierba con la ya también ilustre deportista Paloma Marrero. Su hija acudía a un acontecimiento con padre como protagonista por primera vez.
El gol de la permanencia lo metió Ruano. Esta frase dejó de sorprender el ya comentado 25 de junio del año pasado. Este tanto traslada el pensamiento a una nueva temporada de bronce que, de momento, genera muchas interrogantes a los aficionados. Tiene pinta de que el grupo inversor va a volver a pulsar la jeringuilla de la ilusión a partir de la próxima semana.