Un inmortal Copito revive al Badajoz de Emilia (3-2)

Un testarazo del «9», con una emotiva dedicatoria a la inolvidable aficionada recientemente fallecida, sirvió para dar a su equipo la victoria en un encuentro que se les escapaba

Su nombre ya era leyenda. Ahora sobrevivirá por siempre cual cantar épico. La gesta de David Copito le convierte en un mito viviente que se empeña en querer devolver a su Badajoz a dónde merece. Fue el tanto en el minuto 88 provocó las lágrimas de más de uno en el Nuevo Vivero además de las suyas propias. 113 goles, y un recuerdo hacia quién aunque ya no la veamos sigue estando, Emilia, hacen de David Gascón Cordero algo más que un jugador que tras dos meses lesionado salió desde el banquillo para dar a su equipo una victoria de la que estaban necesitadísimos tras dos meses sin lograr obtener los tres puntos. Se ha convertido tras este partido, en uno de los hombres que merecen un reconocimiento eterno por parte de esta afición.

Misma historia con distinto final

El cambio de entrenador no terminó de notarse en muchos aspectos, pese a que sí se apreciaron leves mejorías en algunas facetas. El balón parado, sin ir más lejos, fue un arma con la que los de Agustín Izquierdo se apoyaron para lograr la tan ansiada victoria, cosa impensable hace no muchas fechas. No obstante, las lagunas defensivas, y el bajo rendimiento de algunos pesos pesados no parecen haberse erradicado, a pesar del cambio de inquilino en el banquillo.

Tras un inicio más intenso que en los últimos compases de la era De Paula, el Badajoz parecía volver a las andadas tras el gol recibido en el minuto 12, tras un balón colgado en una jugada de estrategia al segundo palo, en el que tras una prolongación anterior, Luisito anotaba el primero tras mandar con un gran gesto de calidad a talleres a la defensa blanquinegra.

La pelota parada devolvería la igualdad al Badajoz poco después.  Abraham la ponía desde la derecha y Parada establecía el tanto del empate de cabeza en la que era la llegada más clara para los pacenses.

Pero si alguno de los dos rentabilizaba sus aproximaciones, ese era el Azuaga. De nuevo  era la pizarra la que permitía a los de Antonio Cobos ponerse por delante tras una espectacular pájara de la zaga blanquinegra. El escaso rigor defensivo castigaba a un Badajoz que quería, pero que no podía.

Justo antes del intervalo, un arrebato de pundonor dio la oportunidad a los locales de disfrutar nuevamente del gol que restablecía fuerzas antes de marcharse a la caseta.

La segunda parte significó la renuncia progresiva del Azuaga a efectuar esas acometidas tan peligrosas que durante la primera castigaron al Badajoz. Los de Antonio Cobos retrasaron y juntaron sus líneas, para que las ofensivas pacenses acabaran autoanulándose una y otra vez.  Los de Izquierdo, aunque tenían el control del encuentro, y el dominio del balón, no lograban convertirlo en ocasiones.

Agustín Izquierdo, entrenador debutante, con el goleador, David Copito. CARLOS SÁENZ
Agustín Izquierdo, entrenador debutante, con el goleador, David Copito. CARLOS SÁENZ

Copito lo cambió todo

Se instauraba un clima de hastío en el respetable del Nuevo Vivero. Ni siquiera el relevo de técnico era suficiente para vencer tampoco en este encuentro. Todo parecía abocado a un nuevo sinsabor. Pero de repente, sonó un aplauso. El capitán Copito, quién regresaba a la convocatoria tras una larga estancia en el dique seco, salía a calentar.

La sensación fue no obstante efímera, ya que al contemplar la incapacidad de su equipo a ganar a un Azuaga que se mostraba con un atroz conformismo por el resultado, hacía que todo se tornara en desilusión.

La segunda ovación de la tarde fue tuvo de nuevo el mismo protagonista. Le tocaba sustituir a Carreño, y tenía aún un rato por delante para buscar anotar el tanto decisivo. La gente tenía ganas de su «Copi».

El escenario tomaba tintes de película de Tarantino: mientras todo se descontrolaba en el campo, en la grada también comenzaba  a aparecer la tan indeseable violencia. Todo, al falta de dos minutos para el final del encuentro.  De repente, una falta lateral a favor del Badajoz, y un balón que Gándara colgaría con rosca hacia fuera,  y mientras el público atendía a la trifulca, el tiempo se paró para que con su cabeza, el capitán Copito condujera a su equipo una vez más (como tantas otras) a la victoria con el que fue su gol más importante, y también uno de los más significativos para la historia del propio club. Se convertía, con 113 goles, en el máximo artillero del CD Badajoz juntando su anterior denominación y la actual, superando de esta manera a Rafa Pozo. Por si fuera poco, su recuerdo, tan bonito como emotivo, hacia la recientemente fallecida Emilia Gamero. Al propio Copi, casi le saltan las lágrimas de la emoción durante su posterior comparecencia.

Esta victoria, de que el míster debutante, Agustín Izquierdo considera que lo único bueno que ha tenido ha sido que «han sumado los tres puntos por fin». Un triunfo, que entrará en los libros de historia gracias a Copito, como el día que superaron a Rafa Pozo, y en el que dejaron atrás además, una de las rachas más negativas que se recuerdan.

 

 

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