Los pacenses estrenan césped goleando (4-1) al conjunto revelación de la liga
Estrenó alfombra el Nuevo Vivero y el Badajoz se sintió mucho más cómodo. Era lo natural en un equipo que quiere tener el balón, que busca el toque como camino al gol. El nuevo césped ha asentado bien, tanto que el Badajoz ayer lo notó en su juego. Tanto, que para celebrarlo hizo cuatro goles. Paco Herrera, que realizó el saque de honor, y el personal de la Real Federación Española de Fútbol que asistió al encuentro pudieron marcharse satisfechos con el espectáculo.
El partido del sábado por la tarde pudo ser uno de los más completos de la temporada para el equipo de Óscar de Paula. El Badajoz tocó, presionó y marcó. Hasta pudo haberse llevado una renta superior al final de los 90 minutos, pero los postes, Prada y la falta de acierto en algunos casos lo impidieron.
Comenzaron los blanquinegros moviendo la pelota con solvencia, con un Kiko que estuvo especialmente acertado a la hora de sacar el balón jugado desde atrás. El Badajoz llevaba peligro a la puerta del Calamonte, pero no concretaba sus acciones. Los visitantes, más agazapados atrás, esperaban las contras en los primeros compases del encuentro.
El marcador se movería por primera vez al filo de la media hora de juego. Abraham Pozo inició en la banda izquierda una jugada sensacional, se marchó del lateral Villegas, apuró línea de fondo y envió un pase de la muerte a Kike Carreño, que empujó el balón a a la red.
Tras el tanto, intentó el Calamonte meterse en el partido, especialmente a través de un eléctrico Bernabé. En la manija del centro del campo, Écija y Juanan intentaron y lograron por momentos hacerse con el control del balón. Fue precisamente Juanan quien desperdició un mano a mano con Arenas cerca del descanso.
Un inicio arrollador
Comenzó la segunda mitad el Badajoz apisonando al Calamonte. Con dos goles en cinco minutos ajustició el encuentro. En el 46 Álex González aprovechó un maravilloso pase para poner el 2-0. Con una sutil vaselina, el balón alcanzó la red sin que Prada pudiera hacer nada. Solo dos minutos más tarde, Carreño amplió la ventaja, rematando a placer. Fueron los mejores minutos del Badajoz en el partido, un equipo convertido en un vendaval.
Sin embargo, tras el tercer tanto la historia cambió. Levantó el pie del acelerador el equipo de De Paula y el Calamonte se volvió agresivo en exceso, al límite de la legalidad. El juego se paró casi constantemente durante diez minutos en los que hubo más patadas y tanganas que fútbol.
Entre todo ese barullo, Robert Gándara tuvo que marcharse lesionado debido a un golpe en el hombro. El 14 del Badajoz se vio obligado a abandonar el estadio y marcharse al hospital para que se le realizaran pruebas, según aseguró De Paula en rueda de prensa.
Pese a quedarse con diez jugadores, el Badajoz siguió arriba, más preocupado de meter el cuarto que de amarrar el resultado. Esta circunstancia la aprovechó el Calamonte, que recortó distancias por mediación de Peñato en una jugada embarullada, en la que el guardameta Sergio Arenas se encontraba en el suelo.
Ya en el tramo final del partido, Abraham Pozo puso la guinda. Una volea sensacional entró en la portería del Calamonte para poner el cuarto y sellar la goleada de un Badajoz que fue superior en el global del partido.
Con los tres puntos, los blanquinegros acechan al Extremadura, que juega esta jornada contra el Deportivo Pacense. Una victoria de los de Rogelio Palomo permitiría al Badajoz empatar a puntos con los almendralejenses.
Incidentes
Al partido disputado en el Nuevo Vivero acudieron más de 500 personas desplazadas desde Calamonte, localidad cercana a Mérida. Especialmente durante la segunda mitad, el encuentro se calentó en el césped y también en las gradas. Al final del partido, varias patrullas de la Policía Local y del Cuerpo Nacional de Policía acudieron a los aledaños del estadio para evitar incidentes entre aficionados. Dentro del estadio y durante el partido se encendieron dos bengalas en las gradas.
Muy buena, justa y veraz la crónica. Sería conveniente que, desde este medio, se luchara, también, para que esa violencia de algunos hinchas. (que no aficionados),desaparezca, de una vez, antes de que acarree algún disgusto al club. Eso no es afición, es fanatismo incontrolado. No se quiere mas al Club con esas actitudes.
Me temo que vinieron con la consigna de provocar y encender a la grada local. E incluso apoyados por alguna peña del Merida en las redes. Y lo de algunos jugadores visitantes fue de juzgado. Penoso equipo y «afición»