Miogelosis es la gelación localizada de las proteínas musculares, que provocan sensibilidad local, dolor, nódulos palpables y bandas musculares tensas, así como debilidad muscular.
Para simplificarlo podemos decir que se trata una zona del músculo que debido a las fuerzas a las que se ve sometido de forma constante o bien como resultado de una mala cicatrización pierde en parte las características propias de este tejido, cambia su elasticidad, la contractibilidad, su capacidad de responder a las cargas, a grandes rasgos se produciría un endurecimiento en la zona, provocado entre otras cosas por la alteración del tejido conectivo que se encuentra en el músculo.
¿Nos afecta en el deporte?
La respuesta es sí, los diferentes deportes tienen características determinadas, posturas, gestos que provocan que ciertos grupos musculares trabajen más que otros, esto ya predispone a que estos músculos se afecten, si además no ponemos las medidas de prevención apropiadas, con el tiempo los músculos tienden a ser menos flexibles, a fatigarse antes, a ser proclives a calambres, tendinitis…
Este proceso de miogelosis produce en los músculos unas zonas que a la palpación están más duras, tensas… que en muchas ocasiones duelen, bien durante el ejercicio o bien después, no solo eso, estas zonas en las que se ha perdido la función muscular en cierta forma producen un empeoramiento del rendimiento muscular, pérdida de fuerza y resistencia, ya que esas fibras que antes se contraían correctamente ahora no pueden ya que su composición ha cambiado, presentan una contracción continua mantenida gracias al tejido conectivo de la zona, que les limitas, ya que algo que esta acortado difícilmente se acortará mas cuando se lo solicitemos voluntariamente durante el ejercicio.
Una contracción menos eficaz producirá todo lo dicho antes, incluso con el tiempo pueden evolucionar a puntos gatillos miofaciales provocando dolor en otras partes que camuflan la lesión de origen y que dificultan la resolución de la misma.
¿Cómo prevenirla?
Este cambio no es de un día para otro, se produce de forma continua en la vida del deportista, lo bueno de que sea así es que nos permite prevenirla y frenar el proceso, lo malo es que si no conocemos este problema no nos daremos cuenta hasta que los cambios ya estén establecidos, esto pasará normalmente cuando empecemos a sentir molestias, tirantez, dolor durante y después del ejercicio, que no podemos seguir el ritmo que antes si podíamos… Es normal que con la edad y el paso del tiempo nuestro tejido muscular se afecte pero si prestamos atención a los siguientes consejos podemos ayudar a mantenerlo sano.
Lo primero y fundamental es una buena hidratación, durante un día normal deberíamos tomar alrededor de dos litros de agua al día, dependiendo de la edad y el sexo aquí os dejo una tabla distribuida por la OMS.
Hombres |
Ingesta de agua diaria/litros |
9 a 13 años |
1,8 |
14 a 18 |
2,6 |
19 a 70 |
3,0 |
Mujeres |
|
9 a 13 |
1,6 |
14 a 18 |
1,8 |
19 a 70 |
2,2 |
Pero si además hacemos deporte o ejercicio de alta intensidad deberíamos aumentar la ingesta entre medio litro y el litro de agua durante y después del ejercicio, en futuros artículos hablare mas sobre la hidratación.
Esta hidratación ha de ir acompañada de una buena alimentación en la que abunden las frutas y los alimentos ricos en magnesio y potasio, sustancias que se pierden con el ejercicio y que son esenciales para mantener una buena contracción muscular.
No menos importante son los estiramientos después del ejercicio físico, por varias razones, nos ayudan a relajar los músculos y a devolverlos a su estado previo al ejercicio, al mismo tiempo que nos permiten bajar la temperatura corporal de forma progesiva mientras estiramos en vez de sentarnos a descansar directamente o parar repentinamente el ejercicio, lo cual es importante ya que el aumento de la temperatura corporal durante el ejercicio mantiene a los músculos y al tejido conectivo que los rodea en un estado que les permite trabajar mejor, pero si bajamos la temperatura de forma brusca el tejido conectivo presente en el musculo por sus propiedades tienden a transformar fibras musculares y endurecerlas, esto hace que no funcionen bien y se produzca esta miogelosis.
Para terminar es importante tomar una ducha justo después de estirar como forma de seguir bajando la temperatura de forma progesiva, una temperatura templada nos puede ayudar.
Autor artículo: Juan Carlos Madly Bañas (Estudiante Fisioterapia UNEX)
Foto: puntofape.com