Partidazo del Badajoz donde estuvo 88 minutos con uno menos. Copito suma y sigue, y golazo de bandera de Pablo Dávalos. Los blanquinegros, los grandes beneficiados de la jornada.
Después de más de dos años y medio siendo cuestionado por cada decisión que tomaba, por cada cambio que hacía, fuere cual fuere el resultado de su equipo. Ganara, perdiera, o empatara, las críticas al banquillo era algo que se hacía de manera gratuita. El partido que se ha ganado en el “Stamford Ruiz” de Castuera, ha servido para fortalecer la que posiblemente fuera la figura más distorsionada dentro de un equipo que está obteniendo unos resultados que ni ellos mismos esperaban. Cumplido ya el primer tercio de liga, el equipo sigue muy de cerca a los dos “gigantes”. Siguen molestando.
La temprana expulsión expoleó a los pacenses.
A muchos no les dio ni dio tiempo ni a sentarse, o colocarse en el campo turronero, cuando Esteve Fernández, en una drástica decisión, sacó a Aguza del partido, cuando apenas se habían rebasado los 60 segundos del mismo. En ese mismo lance, el local Gatillo también veía tarjeta. Pero en este caso era de color amarillo.
Con todo esto, VL tiró de pizarra, y reubicó a Javi Ramos- el sempiterno zurdo- en el carril derecho. El experimento arriesgado a priori no podría haberle dado mejores frutos al de Mohedas de la Jara, ya que el “11” cuajó una más que notable actuación en su improvisada nueva posición.
Con dos líneas de cuatro situadas tras el capitán Copito, los guerreros blanquinegros luchaban ante un equipo local intenso, y que jugaba cada balón con enorme intensidad. Pese a ello, las llegadas, y las ocasiones, eran blanquinegras. Abraham Pozo primero, y Copito después, fueron escritores del prefacio del libro de manual que iba a escribir el Badajoz en la localidad castuerana.
En el minuto 9, en pleno fragor de la batalla entre blancos y albinegros, llegó a la banda izquierda como un obús Carlos Arias, para poner con pierna izquierda un centro al corazón del área, donde Copito, impulsó con fuerza al fondo de las redes. El equipo estaba jugando con diez mejor que con 11.
En los siguientes minutos, el juego trabado fue el gobernador de cada lance que se producía en el Municipal Manuel Ruiz, con faltas e interrupciones constantes. De nuevo el colegiado repartía tarjetas entre ambos equipos, dejando claro el nivel de testosterona que se estaba derramando sobre el césped sintético de Castuera.
Apenas se veía ya fútbol de quilates más allá de detalles intermitentes. Al filo de la media hora, Emilio Tienza pudo anotar el que podría haber sido el gol de toda una vida, pero el palo evitó que subiera al marcador el 0-2, después que el portero Pieters estuviese ya batido.
Cuando parecía que el primer acto del partido iba a terminar con el solitario gol del capitán, Pablo Dávalos tiró de toda la calidad que atesora, para sacarse una jugada majestuosa de la chistera, y prosiguiendo con el argot futbolístico, hizo un sombrero y sin dejar caer el balón, empalmó el cuero adentro de la portera local. El partido estaba controlado antes del descanso.
Segunda parte para guardar la ropa y no cometer errores
El partido que vino tras el regreso de los jugadores procedentes del túnel de vestuario no será recordado por su vistosidad, pero sí por su pragmatismo. Pese a que el Badajoz empezó fuerte, con doble ocasión de Abraham Pozo, que bien pudieron significar la sentencia definitiva. Entretanto, las tarjetas seguían paseándose por el tendido castuerano, lo que hizo que Gatillo viera la segunda amarilla, y se igualaran las fuerzas en efectivos en ambos equipos.
Previo a ello, Víctor López ya había decidido ganar el partido mediante el oficio, y no con acciones individuales. Borja y Carmona se encargaron de reforzar el esquema 4-4 que en un principio tenía a Pozo por delante, aunque en el ecuador de la segunda mitad, fue reemplazado por Sito, quién de manera ilegal anotaría el tercero, tras una posición ligeramente más adelantada que la zaga local, por lo que no subiría al marcador.
Al final, el marcador se quedaría de esta manera, y el Badajoz se aprovecharía del empate in extremis entre Mérida y Extremadura para acercarse a ambos en la clasificación. Además, sigue nueve puntos por encima del Coria, y cobra aún más distancia con el Moralo gracias al empate que el Díter Zafra ha arrancado en el norte de nuestra comunidad.
Tras el partido Víctor declaró “ha sido el partido más difícil, pero también el más completo. A veces se juega mejor con diez que con once”, y aseguró que “me da igual como queden Extremadura y Mérida”. El cambio de Copito lo justificó como “una mera medida táctica. Necesitábamos a alguien con oxígeno que trabajara en esa zona”.
Por su parte, el “crack” del partido, Pablo Dávalos bromeó con su gol “de vez en cuando me equivoco, y me salen estas cosas”. Además apostilló que “hemos estado trabajando muy bien para que las cosas nos salgan. Ha sido un partido duro”.
Ficha técnica:
CD Castuera: Piter, Antonio (David, 46′), Kuske (Cristian, 79′), Quintana (Chicri, 46′), Fabian, Alfonso, Dioni, Ismael, Mati, Paquito, Gatillo.
CD Badajoz: Torres, Aguza, Arias, Chamorro, Suso, Dávalos, Tienza, Ramos, Rooney (Borja, 81′), Pozo (Sito, 74′) y Copito (Carmona, 69′).
Árbitro: Estévez Fernández. Amonestó a los locales Antonio y Kuske y a los visitantes Chamorro, suso y Carmona. Expulsó al blanquinegro Aguza y al local Gatillo con doble amonestación y al portero suplente en el banquillo Rubiales