L.R. @LRollano
Leyendas y mitos llevan cantándose desde hace ya varios años acerca de la obesidad infantil. Todos señalamos este mal como un grave problema donde eludimos la responsabilidad que cada uno tenemos, poniendo siempre en el punto de mira a los padres de estos niños como únicos culpables de la falta de actividad física de sus hijos, y del aburguesamiento que estos jóvenes han experimentado de un tiempo a esta parte.
Esta campaña es un ejemplo de la lucha contra la obesidad infantil.
http://youtu.be/LTuPLzoEc-U
Veamos Badajoz. Veamos ahora sus instalaciones deportivas. Pabellones programados para diversas actividades, y casi sin margen de maniobra para su libre utilización por parte de jóvenes (y no tan jóvenes), que quieren hacer uso y disfrute de estas instalaciones; y que se ven atenazados tanto por los horarios poco flexibles dictaminados por las distintas competiciones a nivel local. Fútbol sala, baloncesto, balonmano, volley… son solo algunos ejemplos de disciplinas que necesitan (a causa de su participación en competición oficial) ocupar estos emplazamientos durante por lo menos, los fines de semana. A esto, súmenle los entrenamientos que estos equipos tienen durante la semana. Los pabellones municipales, quedan pues prácticamente inutilizables por cualquier grupo de jóvenes que quieran organizar un partido de amigos en una tarde cualquiera.
Nos preguntamos ahora por el uso de grandes superficies deportivas municipales. Más de lo mismo. La Granadilla, o el Vivero son peor ejemplo aún. No sólo por falta de disponibilidad de espacio en ciertas franjas horarias, sino por los abusivos precios que tienen alguna de estas instalaciones. En la Granadilla, sede de los JEDES, vemos día sí, día también, deterioradas instalaciones, y pistas vacías debido, no solo a costes de alquiler de las mismas, en muchas ocasiones desorbitados, sino a un pavimentado de una calidad ínfima para la práctica normal de cualquier deporte. Si analizamos los pormenores de las IDM del Vivero, encontraríamos un caso de menor gravedad que el anterior, pero no obstante, y debido a su mala arquitectura, produjo al poco de su inauguración, que hubiera que cambiar parte del parqué de las pistas debido a las continuas lluvias.
Si hablamos de Las Palmeras, podemos hablar, poco menos que de vergüenza. Pistas inutilizadas durante años para la práctica del deporte, y utilizada para baloncesto ( y poco más), desaprovechando un valioso espacio.
Antes de mencionar alguna otra instalación municipal más, quiero hacer mención de algunos gimnasios. La culpa no es de los propios edificios en sí, sino de la mentalidad creada dentro de los mismos. Se está extinguiendo aquella mentalidad de ir a un gimnasio por divertirse, o por hacer alguna práctica saludable. Cada vez está más instaurada, dentro de nuestra sociedad, la obsesión por ser personas voluptuosas, de gran volumen muscular, y parecer modelos de alta pasarela. Muchos de ellos no consiguen esta figura trabajando día a día, sino que hacen la “trampa” de consumir sustancias que aceleran estos procesos.
Debido a ello, se genera la opinión en forma de parche que es “correr es el más barato y sano de los deportes”. No falta razón, pero eso sí hay que saber complementar todo tipo de prácticas deportivas, y las instalaciones deportivas no lo facilitan, por un motivo o por otro.
Me viene a la memoria la sensación de dejadez y desidia que experimentaban el Nuevo Vivero antes de la llegada de la selección, o La Granadilla (que hace unos días presentaba un aspecto poco respetable), ahora se viste de gala para acoger los Jedes. Esperemos que las visitas de ciertas personas, no tengan nada que ver…
En definitiva, no solo los padres e hijos tienen culpa de la falta de interés por hacer deporte en nuestra ciudad. Las propias instalaciones deportivas ponen su granito de arena, a que el “deporte de salón” se haga con el monopolio deportivo de Badajoz.