Te llevas la mano al bolsillo. Coges el móvil. Lo miras. Lo desbloqueas. Scroll hacia la izquierda. De nuevo hacia la izquierda. Ahora hacia la derecha. Buscas Instagram. Accedes. Pinchas una storie. La pasas. Las pasas de nuevo. Y la vuelves a pasar. Vas al feed de Instagram. Y haces scroll hacia arriba. Y luego hacia abajo. De nuevo ves una storie nueva y te vuelves a meter. Le quitas el sonido porque tiene música y es demasiado escandaloso. Y sigues viendo otra storie. Y otra más.
Lo vuelves a bloquear y lo guardas de nuevo en el bolsillo. De repente quieres mirar la hora. Y lo vuelves a desbloquear. Ves un ‘3’ en rojo en el logo de Facebook. Y, claro, tienes que acceder para ver que hay dentro. Y ves esas notificaciones que poco o nada tienen que ver contigo. En ese momento ves un vídeo interesante. Lo visionas. Y una vez visto, ves otro. Y después, otro. Ves una foto curiosa. Le haces un pantallazo. Y se lo envías a tu amigo, al que también le resulta la mar de interesante. Te sales de la conversación y ves que tienes cuatro más abiertas. Hay algo de ti que dice: «Mierda, no les he contestado». Y le contestas. Y le abres conversación a ese contacto al que le tenías que hablar para quedar al día siguiente. Te das cuenta de todo el tiempo que has perdido, te sientes culpable y vuelves a bloquearlo. Lo metes de nuevo en el bolsillo.
Parece que ha pasado una eternidad, pero realmente son diez segundos. Y vibra. Es una notificación de un periódico con un titular de clickbait. Y claro, tienes que picar. Y después de ojear brevemente esta noticia, te das un paseo por este periódico viendo el resto de noticias. Te sales de esta app, vuelves a la pantalla principal y te vuelves a meter en Instagram. Y vuelta a las stories. Y al feed. A los ‘Me Gusta’. A las menciones. Y a las stories de nuevo. Ves un vídeo gracioso. Después uno de gatos. Y vuelves a darte cuenta de todo el tiempo que has perdido y vuelves a bloquear el móvil.
Es en ese momento cuando recibes un WhatsApp que te responde a tu pregunta de si quedabais el día siguiente. Y le contestas a ese contacto. Y a los otros que te han hablado. Y ves la notificación de Twitter que te advierte de que hay una publicación supuestamente interesante que no has leído. Sales de Twitter y vuelves a entrar en Instagram (otra vez). Y a vueltas con las stories. Y otra vez scroll en el Feed. Y te metes de nuevo en Facebook. Y vuelves a ver vídeos.
¿Estás cansado de esta secuencia que te estoy contando? Espero que no te canses cuando mates tiempo así. Porque el término tiempo muerto del voleibol, baloncesto, balonmano o fútbol sala, aunque se le llame así, realmente no es un tiempo muerto. Es una interrupción con visos de ser productiva y reorganizarse tácticamente. En el deporte se le llama ‘tiempo muerto’, pero realmente es tiempo invertido. Porque como dijo el maestro «Nunca el tiempo es perdido». A no ser que tengas una adicción a los dispositivos móviles y a las tecnologías. Que entonces es tiempo muerto, asesinado y masacrado vilmente. Eso es realmente un tiempo muerto.