El CD Badajoz se está especializando en debilitar los corazones del Nuevo Vivero. Los blanquinegros vencieron al Villarrobledo en un duelo intenso y con una remontada por parte de cada conjunto. Los locales se llevaron tantos aplausos como pitos por parte de su afición durante el duelo. Nafti introdujo en la alineación a Kike Pina y Julio Gracia en detrimento de Candelas y Caballero.
En los primeros minutos, los locales mostraron su intención de mandar en el terreno de juego, pero ese juego e intensidad duró poco. A pesar de ello, Chris Ramos aprovechó un gran pase en el 21’ para batir al meta en el mano a mano y hacer el 1-0.
En el 28’, Iñaqui estableció el empate con un disparo cruzado desde dentro del área ayudado por la pasividad defensiva blanquinegra. Y lo peor estaba por llegar. Tan solo dos minutos más tarde Agus volvió a llevarse el cuero ante Kike Royo al poner de nuevo más intensidad que los pacenses.
El guión del segundo periodo mostró una versión distinta. El Badajoz fue dominador pero los goles nuevamente tuvieron lugar gracias a la pólvora. El técnico dio entrada a Gorka Santamaría, que salía de lesión. El delantero vasco marcó dos golazos en dos minutos de sendos testarazos, llevando la locura al estadio.
Segunda victoria consecutiva de un Badajoz que no está ni mucho menos en su mejor momento pero que sigue sacando los puntos para encaramarse al liderato. La afición se quejó y mucho de un colegiado que tampoco tuvo su mejor día. La próxima semana los blanquinegros visitarán al Ucam.
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