El CD Badajoz ha encontrado sus goles gracias al fútbol tradicional. El típico delantero grandote que no destaca por ser precisamente un virtuoso del balón pero que, pájaro que ve volar, pájaro que acaba en la cazuela, parecía desaparecido.
Esta figura ha resucitado vestida de blanquinegro gracias a la llegada de dos delanteros procedentes del País Vasco. Uno de ellos elevó al Badajoz hasta la fase de ascenso y el otro lo quiere conseguir también gracias a un paso por el equipo que, espera, vaya de gol en gol (helburutik golera).
Fue Éder el que el año pasado llegó a la capital pacense dejándonos las dudas de si daría el nivel para llegar a ser titular o no. En principio, con la competencia de Francis Ferrón era de suponer que lo tendría difícil. El ariete de Barakaldo logró ganarse el puesto y el cariño de la afición gracias a su buen hacer dentro del área.
De una forma similar ha llegado esta campaña Gorka Santamaría. Este futbolista ya tiene un nombre dentro del grupo IV de Segunda B pero una pretemporada en la que no pudo disputar demasiados minutos por diversos problemas hizo despertar ciertas dudas entre la afición. De momento el único tanto pacense en lo que va de liga lleva su firma. Si Dani Segovia y Jairo Morillas no demuestran su nivel con goles, pueden ver peligrar su puesto.
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