Elucubrar a destiempo y relatar infinitos cuentos de la lechera es algo bastante asiduo por nuestros lares. Plantear hipótesis que mezclan tiempos, espacios y personas, no sirve de mucho, ya que el pasado es imposible de cambiarlo ni arreglarlo. Por tanto, parece que los debates estériles no dan mucho de sí. Pero ello no es óbice para que a veces me pregunte, ¿qué habría sido del Santa Teresa con una goleadora en forma el año que descendió? ¿se habría salvado? ¿hubiera sido diferente la historia? Aunque reitero que agua pasada ya no mueve molinos, afirmo que me hubiera gustado ver a Belén Martínez en el Olimpo del fútbol femenino ayudando a sostener algo que fue imposible pese a todos los esfuerzos que se hicieron.
Es una evidencia que cuando cualquier futbolista cambia una categoría por otra más profesional, sus prestaciones se adaptan al potencial de la nueva liga que disputa. Pero aún habiendo tenido una cifra más corta, los goles hubieran llegado. Hubieran estado ahí. Habrían dado puntos que podrían haber hecho muy diferente la historia. O no, ¿quién sabe?
Con el infortunio de la lesión de Sofía, el escaso apoyo de asociación que encontró la capitana Estefa y con un rendimiento discreto de unas apuestas llamadas a marcar la diferencia, la falta de gol dejó huérfana a Extremadura sin equipos de fútbol en la máxima categoría. Y eso es algo que no se ha sabido valorar por muchos en su debido momento y que solo cuando pase el tiempo la sombra se hará más alargada y será cuando algunos puedan elogiar todo lo conseguido.
Ante la imposibilidad de cambiar el pasado, toca vivir el presente. Que aunque no sea tan dorado como las últimas cuatro temporadas, a veces, dar un paso atrás es bueno para coger un impulso que permita volver nuevamente al punto de partida con la lección aprendida y con más garantía de éxito.
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