Cuando volver al tatami vale más que cualquier medalla

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Tras superar una enfermedad, el judoka pacense volvió a competir en un Campeonato de España bajo una ovación

La vida de Pablo Sánchez García-Monco cambió por completo en verano de 2013, cuando le detectaron un cáncer justo después de reaparecer en la competición tras recuperarse de la triada, una de las lesiones de rodilla más dura que existe.

El pasado sábado, ya con 31 años, volvía a una competición nacional en Pinto, Madrid, en el Campeonato de España absoluto, compitiendo con el club Stabia emeritense. Lo hacía en una categoría de peso superior a la habitual, -81Kg, ya que aún no conseguía llegar a los 73Kg.  “La vuelta ha sido emocionante, hacía muchísimo tiempo que no tenia la oportunidad de volver a pisar el tatami para competir en un campeonato con nivel, la verdad que ha sido algo increíble, estoy muy feliz” afirmaba tras acabar quinto en su peso.

En lo referido a lo deportivo fue una competición “muy dura y conseguí sacar las peleas adelante”. Llegó hasta semifinal, donde físicamente se encontró más flojo porque no tenía tiempo de recuperar, “se me hizo corto el periodo de descanso y salí mermado”, algo que no pone como excusa. Perdió en semifinales y en la lucha por el bronce se enfrentó a David Sánchez, para él uno de los mejores en la categoría. Llegaron hasta la técnica de oro, el tiempo de añadido, y fue entonces cuando el pacense vio “la oportunidad de un ataque y en una acción un poco ajustada acabó marcándome él”.

Volver a sentir la emoción del judo

Puede sonar a tópico, pero para Pablo el resultado en Madrid era lo de menos. Cuando pisó el tatami la grada del pabellón le ovacionó, “fue muy emocionante” afirma refiriéndose a un público que se volcó con él. Volvió a sentir la emoción del judo.

Desde que le hicieron el trasplante de médula en 2015 no ha vuelto a tener recaídas, pero sigue teniendo un seguimiento muy exigente con periodicidad. La pasada semana recibía una notificación de la AEPSAD, Agencia Española para la protección de la Salud en el Deporte, en la que le informaban que apoyan su caso y que autorizaban todas las sustancias que podían dar positivo en doping, algo por lo que tuvo que retrasar su vuelta a la competición, “se supone que de ahora en adelante tengo su visto bueno tanto a nivel de dopaje como a nivel de seguridad para mi salud”. Aún no tiene una alta médica como tal, pero “estoy en una muy buena evolución  aunque no ‘me’ dejan suelto”.

La familia y el judo, claves para seguir

A la hora de afrontar su enfermedad hay algo que le ha ayudado a seguir: “Sin lugar a dudas el apoyo de mi familia”. Asegura que si no hubiese sido por ellos “el 90% de mis motivaciones no existirían, no podía permitir no darlo todo cuando la felicidad de mi familia dependía de ello”. Y junto a la familia, el judo, un arma muy potente. Gracias a ello se ha dado cuenta de que este deporte “te genera un carácter y una forma de hacer las cosas que te convierte en superviviente, una persona capaz de asumir que para conseguir algo muy difícil tienes que esforzarte mucho”.

“Lo llevamos haciendo desde que somos pequeños”, señalando al judo como un estilo de vida además de un deporte, “algo que te sirve para la vida en general, para saber encajar una mala noticia como una enfermedad o como hasta ahora una lesión o una derrota, caer y levantarte hasta conseguir tu objetivo, el mío era curarme”.

¿Proximo objetivo? “Seguir retomando el ritmo de competición”

Lo vivido le hace ver el futuro de una forma diferente. Aunque “no tiene ningún objetivo fijado” seguirá retomando el ritmo de competición, pues ahora es momento de “sentarse y ver cómo nos lo planteamos, porque ahora nos han abierto las puertas para competir donde yo quiera”.

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