Los goles de Perera y David Camps llevan el clásico a Roma.
Los 90 minutos que duró el encuentro entre el CD Badajoz y el Mérida AD servía para poner fin a un partido que comenzó a jugarse muchos días antes en las calles, en las redes sociales, y en las mentes de ambas aficiones. Los dos tifos- uno por cada bando- , el mosaico organizado por Badajoz Deportes -que ocupó casi toda la tribuna-, y casi 8000 almas, pusieron el colorido a un clásico que volvía casi cinco años después, y del que la gente esperaba ansioso su vuelta.
Aparicio Álvarez decretó el comienzo de un encuentro que provocó que una afición rugiera, y que la otra le contestara; que los que asistieron al campo para presenciar el derby alzaran sus gritos, sus vítores, sus ánimos… en pos de transformar sus ilusiones en fuerzas para su equipo. Y así pareció ser, al menos durante el primer cuarto de hora de partido, donde mientras los blanquinegros buscaban asestar algún mandoble tempranero a los de Alcázar, los de color cereza les devolvían el peligro con unas acometidas que hacían levantar un fondo, y temblar al otro.
El gol que cambió el partido.
El Mérida trataba de tejer un juego simple a la par que efectivo. Con Troiteiro como tótem de su posesión, los visitantes buscaban los apoyos de Jonhy por banda, o las ayudas de Toni o Perera desde la vanguardia para conseguir desarbolar sin contemplaciones la zaga local. En una de estas llegó el primero de la tarde. “Troi” alcanza la línea de fondo, para servir con su mágica izquierda un centro que es rematado desde el punto de penalti que fue repelido de manera errática por Imola. Ahí estaba el más listo de la clase, Jesús Perera, para anotar el gol que cambiaría desde ese momento el signo del partido en el minuto 23.
Desde ese momento, el guión del derby cambiaría de forma radical. El Badajoz perdió su identidad en lo que restó de primera parte, mientras que los romanos se dedicaron a buscar sin demasiada prisa el tanto que sentenciara el partido. Y así se llegó al descanso. Con ocasiones emeritenses, y un deambular anodino de los locales que dio lugar a que las sensaciones con las que concluyó la primera parte fueran completamente distintas en uno y otro conjunto.
El Badajoz ladró, aunque no mordió.
La segunda mitad del encuentro, se caracterizó por un intento descarado de los de “VL” de tratar de neutralizar la desigualdad impuesta rato antes por el exprimera Jesús Perera. Pese a que colgaron centros una y otra vez, a que pusieron mucho coraje en cada lance del juego, y que lo intentaron por arriba, por abajo, por la derecha y por la izquierda… en el juego de tronos de la tercera, los blanquinegros se estrellaron ante “El Muro” emeritense.
Tras un período ilusionante para el CDB, el encuentro se recrudeció, se llenó en exceso de tarjetas, y eso lo acabó pagando el propio equipo local, que veía como se quedaba sin Dávalos por doble amarilla. El Mérida se veía ganador del choque.
El Badajoz, quién trataba de recuperarse aún del mazazo de la expulsión, consiguió reengancharse al partido, y lo hizo poniendo toda la carne en el asador para buscar el empate, que pese a no estar muy cercano en forma de ocasión clara, sí que llegaba a través de las sensaciones que dejaba cada jugada local.
En plena vorágine ofensiva pacense, el Mérida se aprovechó de la anarquía pacense, y en una contra rápida, medida y genial, acabó sentenciando con un gol de cabeza de David Camps, quién celebró el gol señalando al escudo de su equipo delante de la afición rival. La lluvia de objetos se hizo enseguida protagonista tras la arriesgada forma de celebrar el gol del llamado “revulsivo” de Ángel Álcazar. Los tres puntos viajaban, ahora sí, hasta Roma.
El encuentro acabó con la amputación de varios asientos del fondo sur donde estuvieron los hinchas del Mérida, y con una insólita imagen. Debido al prematuro apagón de luces, los emeritenses decidieron iluminarse con la pantalla de sus móviles, pareciendo más un concierto musical, que un partido de fútbol.
Orgullo, y disculpas tras el partido
“Ha sido el mejor partido que les he visto. Jugando así ganaremos muchos más” Así de convencido aseguraba el técnico blanquinegro Víctor López lo que su equipo había hecho sobre el campo. “Me siento orgulloso de lo que hemos hecho, pero quiero seguir trabajando por mejorar mi equipo” apostilló el de Mohedas de la Jara.
Por su parte, el goleador del Mérida, David Camps se mostró arrepentido tras su celebración. “Espero no haber ofendido a nadie. Si es así, pido perdón”.
El primer acto de la temporada toca a su fin. El Mérida es campeón de invierno, y el Badajoz acaba en play off. ¿Objetivos cumplidos?
CD Badajoz: Ímola; Javichu, Chamorro, Rodolfo, Suso; Pablo Carmona, Pablo Dávalos, Edu Torres, Rooney (Cajoto, min. 69); Abraham Pozo y David Copito (Juanan Vélez, min. 75).
Mérida AD: Manu; José Carlos, Paco, Mansilla, Jony; Joaqui, Javi Chino, Borja, Troiteiro (Dani Alonso, min. 83); Jesús Perera (Camps, min. 79) y Toni (Cristo, min. 63).
Goles: 0-1: Jesús Perera, min. 24. 0-2: Camps, min. 92.
Árbitro: Aparicio Álvarez. Expulsó por doble amonestación a Dávalos (49 y 71), También amonestó por parte del Badajoz a Copito (47), Javichu (74), Rodolfo (82) y en el Mérida a Jony (48)
Incidencias: Ambiente espectacular con unos 7.500 espectadores en el Nuevo Vivero, entre ellos unos 2.000 seguidores del Mérida que casi abarrotaron el Fondo Sur. Los dirigentes Pablo Blázquez y Dani Martín presidieron un palco repleto de personalidades como el alcalde pacense Francisco Javier Fragoso (con bufanda del Badajoz), el concejal De la Calle y expresidentes Adelardo, Fernando Valbuena o el histórico Pepe Espinosa. Copito hizo entrega al capitán del Mérida de una placa conmemorativa de su visita al Nuevo Vivero. Ambas aficiones recibieron a sus equipos con un enorme tifo que cubría las gradas. Antes del inicio del encuentro los aficionados del Mérida lanzaron una bengala al campo.