El empate sin goles y poco fútbol en el Vivero manda a las rojiblancas a la máxima categoría femenina tras el 1-1 de la ida.
El encuentro más decisivo, importante y que pasaría a la historia del club presidido por Pablo Ritoré, comenzaba a las 12h en las instalaciones del Vivero. Ya en el minuto 1 las chicas del Sporting Plaza Argel demostraban que no lo iban a poner nada fácil, dando el primer susto. El guión del choque sería de idas y venidas, ocasiones de uno y otro conjunto sin demasiado peligro y ambos muy seguros en defensa. Hasta el minuto 38 no tenía el Santa Teresa una ocasión clara de gol, esta vez a pies de Vania y más tarde de Estefa, que las dos fallaban ante la guardameta, que hizo un gran papel durante todo el partido. La grada se volvía loca, las más de 800 personas que presenciaban el encuentro se llevaban las manos a la cabeza ante esas dos ocasiones y el siguiente chut de Estefa a la escuadra de la portería defendida por Nuria, que sacaba una mano providencial, propia de dibujos animados.
En la segunda mitad, las rojiblancas tenían más la pelota y conseguían acercarse más a la portería rival, con ocasiones de Ali, Vania y Estefa que Nuria volvía a atajar con toda naturalidad. Cuanto más avanzaban los minutos más se notaba la tensión, el miedo y los nervios de todas las jugadoras, que no querían cometer ningún error que supusiese un tanto en contra. Las alicantinas no conseguían hacer su juego, anulado perfectamente por el planteamiento de Juan Carlos Antúnez, solo llegando a la zona defendida por Bea a balón parado. El encuentro finalizaba con la expulsión de Pepa desde el banquillo, por unas palabras desafortunadas. Tras el pitido final todo eran abrazos, risas y lágrimas, un ascenso muy merecido tras la prácticamente perfecta temporada realizada por todas y cada una de las personas que forman el primer equipo.
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