
El Badajoz afronta este domingo a las 12:00 en Villafranca un nuevo punto de inflexión en la temporada. Aunque apenas se han disputado tres jornadas, la sanción de tres puntos por no presentarse ante el Azuaga, unida a las derrotas frente a Santa Amalia y Don Benito, sitúan al conjunto de Juan Marrero como colista, con la permanencia ya a cinco puntos.
El balance no puede ser más preocupante: cero goles a favor y malas sensaciones en el juego. En Santa Amalia, los pacenses firmaron un buen arranque que se desinfló con el paso de los minutos. En Don Benito, la primera mitad fue floja y en la segunda, pese a mejorar, apenas inquietaron con alguna acción aislada de Borja Domingo.
La falta de gol ha encendido las alarmas en el club, que trabaja en el mercado para incorporar dos refuerzos ofensivos y un centrocampista. En lo inmediato, Marrero confirmó la baja de Pavón y la casi segura ausencia de Barba, que recibió cinco puntos de sutura en el talón.
El contexto no invita al optimismo. Enfrente estará un Villafranca invicto, tercero en la tabla con siete puntos y que destaca por su juventud, velocidad y capacidad de adaptarse a cualquier escenario de partido. Además, el choque será especial para Agustín Izquierdo, central pacense cedido por el Badajoz, titular indiscutible en el arranque liguero.
Con todo, el Badajoz afronta un duelo en el que ya no caben más tropiezos. La presión se acumula en el Nuevo Vivero y cada jornada sin sumar de tres supone un golpe más para un proyecto que necesita reaccionar cuanto antes si no quiere quedarse sin margen de maniobra.





