
Juan Marrero ya ha tomado el mando del vestuario del Badajoz. El técnico valenciano, en su regreso al banquillo blanquinegro, ha ofrecido su primera entrevista a los medios oficiales del club para analizar el arranque de la pretemporada y marcar el tono de un curso en el único objetivo es el ascenso.
Consciente del contexto en el que aterriza, Marrero no ve la presión como un problema, sino todo lo contrario. «Es un aliciente y una motivación. El año pasado no se consiguió el objetivo pero este es un proyecto nuevo, tenemos mucha ilusión», aseguraba, dejando claro que la ambición está presente desde el primer día.
Esa ilusión se ha visto reforzada por lo que ha encontrado en sus jugadores durante estos primeros entrenamientos. «Veo al grupo muy bien, me está sorprendiendo la calidad humana que tiene, la predisposición para el trabajo y la actitud», destacaba. Y en ese análisis quiso detenerse en dos nombres propios. «Hay jugadores que quizá por su bagaje podrían dejarse un poco, llámese Alegría o Fran Miranda, pero son un ejemplo a la hora de entrenar. Su actitud es la mejor porque lo que les dices lo hacen».
Sobre el sello que quiere imponer al equipo, Marrero se aparta del protagonismo individual. «Yo diría el Badajoz a secas, no el Badajoz de Juan Marrero», insistía, dejando clara su filosofía. «Tenemos que caracterizarnos por el trabajo, la intensidad y la dedicación, no solo entrenando sino en el entrenamiento invisible. Hay que invertir un año de nuestras vidas para lograr el objetivo, que no es otro que el ascenso», aseguró.
Preguntado por su experiencia como el último técnico en completar una temporada entera en el club, bajó el tono. «Supongo que será suerte y que los resultados acompañaron salvo en algún tramo. A base de trabajo se consiguió», decía, aunque matizaba que «eso no quiere decir nada. El que es entrenador sabe que mandan los resultados y tienes que hacer todo lo posible para que sean los esperados. Hay que transmitir seguridad al grupo sabiendo que los protagonistas son los jugadores. No ganan los entrenadores, ganan los jugadores».
Sobre la confección del plantel, el técnico considera que se está en buena dirección. «Está para luchar por el ascenso», apuntaba, aunque reconocía que «quizá en algún puesto podríamos reforzarnos, en el lateral derecho o algo en banda». En cuanto al número de efectivos, lo tiene claro: «Creo que vamos a llegar a 20 jugadores y es suficiente. Una plantilla se hace corta cuando aparecen lesiones, sanciones o cuando hay cuatro o cinco jugadores que no intervienen. Una de 22 también puede ser corta y una de 18 puede ser fenomenal si todos están para jugar».
También tuvo palabras para el entorno. Sobre la inestabilidad institucional, su respuesta fue firme: «No me preocupa, me preocupa mi labor, que es deportiva, y poner todo de mi parte para que salgan los resultados». En cuanto al rendimiento en campos de césped artificial, zanjó el tema con rotundidad: «En un campo de césped artificial la intensidad tiene que ser máxima igual que en casa, sobre todo la adaptación y tener jugadores híbridos que puedan desarrollar un buen juego en las dos superficies».
La afición, según Marrero, será clave en el camino hacia el éxito. «Podría decir que nos apoyen, pero estoy seguro de que lo harán. La afición es espectacular, es la gasolina de este proyecto y la que te lleva en volandas», destacaba. «Aquí he vivido momentos magníficos en los que ha ganado partidos la afición apoyando y apretando. Solamente quiero decirles que nos apoyen porque estamos todos juntos en esto».
Sobre su reacción al recibir la llamada del club, confesaba que «lo primero fue alegría. No estaba contento por el resultado de Llerena porque todos queríamos que ascendiera el Badajoz, pero cuando te recompones sentí alegría y nerviosismo por afrontar un reto como este. También optimismo».
En cuanto a la figura de Lanuspe, director deportivo del club, su confianza es plena. «Si no, no estaría aquí. Igual que los jugadores. Por supuesto que me fío, cada uno hará su labor y estoy seguro de que van a cumplir».
Y para cerrar, sin rodeos ni dobles lecturas, lanzaba un mensaje nítido de intenciones para lo que viene: «Ser campeón y conseguir el ascenso».





