El último vestigio del mejor Badajoz de la época reciente pone punto final a su etapa como blanquinegro. El extremo portugués, Adilson Mendes, anunció este sábado su marcha del conjunto pacense y su llegada al Córdoba, equipo que tanto había suspirado por sus servicios.
De esta forma, el luso cierra una etapa de cuatro campañas defendiendo los colores blanco y negro en la que fue de menos a más. El futbolista, que llegó a Badajoz en julio de 2019, pasó de ser un simple extremo con desborde a convertirse en un futbolista determinante que condicionaba los planteamientos rivales.
Para muestra, un botón. El lisboeta pasó de no anotar ningún tanto y repartir tres asistencias en su temporada de debut a anotar siete tantos y asistir en tres ocasiones en la 23/24, convirtiéndose en el máximo anotador del Badajoz y en un jugador tremendamente influyente.
Como todo hacía prever, Adilson se marcha al Córdoba. El cuadro califa, en vistas de que el futbolista acababa su contrato y de que para renovar por el Badajoz tenía que jugar un número concreto de minutos, tanteó al futbolista y a su entorno para acordar su llegada al conjunto blanquiverde a finales de temporada.
Con un preacuerdo cerrado y con Adilson cerca de llegar a la cifra de minutos que suponían la renovación automática, el club tuvo que cerrar filas en torno al portugués, indiscutible en los onces de Jové, Salmerón y Tenorio, para que siguiera disponible para ayudar al equipo a lograr los objetivos.
El futbolista aceptó pero el fatídico descenso del Badajoz, precisamente en el Nuevo Arcángel, provocó la liberación contractual del luso, que se convierte en el segundo fichaje de un proyecto califa que volverá a realizar un proyecto para lograr el ascenso que no pudo conseguir durante la pasada campaña.
Adilson comenzó su despedida pidiendo perdón a su ya ex afición por no haber logrado «el objetivo que todos queríamos», además de agradecer a todos los trabajadores del club por la ayuda durante estos años. «Todo lo que he vivido en este club lo llevaré conmigo en el corazón», concluía el luso.