Una de las mejores cosas que me pasó este verano fue recuperar el contacto diario con mis amigos de toda la vida. Aquellos con los que estudiaba (unas veces más y otras menos), nos juntábamos para pasar las noches del fin de semana y hacíamos alguna travesura que otra.
Pues bien, uno de esos amigos que está conmigo desde siempre y, para siempre, es un fanático del fútbol. Hasta ahora lo había sido solo de aquel fútbol que se ve por televisión. La novedad, ante mi sorpresa, es que desde hace unos meses también lo es del Badajoz (muy por encima del fútbol de tele, diría incluso).
Asombrado, no pude aguantarme las ganas de preguntarle cuál era el motivo del surgimiento de este sentimiento blanquinegro. Esta fue su respuesta: «fui a ver los últimos partidos de la temporada pasada y me encantó. Ganaban y jugaban muy bien. Este año, desde la llegada de Joaquín Parra, no tuve ninguna duda de que me tenía que abonar. El Badajoz ahora lo que me provoca es ilusión». Tanto es así que está deseando que salgan a la venta las nuevas equipaciones para comprarse la camiseta.
Este caso es una simple muestra del sentimiento que está despertando el CD Badajoz este año en la ciudad. No es de extrañar que el número de abonados (que ya supera los 7000) siga creciendo en las próximas semanas si el equipo blanquinegro continúa encadenando buenos resultados. Como diría la canción, «de ilusiones se vive…».
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