Parece ser que siempre hay un motivo para la disconformidad en la sociedad actual. El seno del CD Badajoz es un claro ejemplo de esta ecuación. Resulta que ahora el fútbol por la disputa del fútbol por la mañana también es un agravio. Estoy ansioso por ver cuál será el desdén mediático si se retoman el horario de las 17:00. ¿Será que este domingo llueve?, ¿será que no me gusta que me lo pongan en la jornada dominical porque quiero ir a San Isidro a comer tortilla?
El denominador común es un lamento frustrado y consistente. Una falta de empatía perpetua que eleva hasta la enervación los motivos reales de un horario que realmente nos resulta menos compatible que por la tarde. Por supuesto que hay libertad. Por supuesto que cada uno puede manifestar lo que lleve por dentro, pero también aplaudir con la misma intensidad que se protesta.
¿Qué sería de TripAdvisor con gente que únicamente se dedicara a quejarse? Nadie iría a los restaurantes que solo acumularan críticas negativas y pocas estrellas. Esta opinión no es para pedir que desaparezcan las quejas, si no que dejen de hacerse siempre por defecto y de forma arbitraria. Alguna cosa se hará bien, digo yo.
Personalmente prefiero el horario matinal para empezar el día con intensidad y luego poder pasar una tarde más tranquila y apacible comentando el resultado. Igualmente, cuando era por la tarde, adaptaba mi día a dicho horario. No es necesario lanzar una lluvia indiscriminada de bilis cuando los renglones del guión se tuercen a la mínima.
‘Madrugar’ un domingo para ver a tu equipo me parece un chiste de excusa -salvo si hay horario laboral de por medio-. Máxime si quieres que prospere deportivamente o si después recriminas que no va todo el público que debiera.
Conclusión: ojalá cuando nos parezca bien algo, nuestros aplausos suenen tan fuerte como lo hacen ahora nuestras lamentaciones.
Autor
