En mayo de 2018 la vida de Adrián Torrado cambió por completo. Entró en la consulta del médico pensando que tenía un quiste pero las pruebas dieron como resultado que tenía cáncer.
La pregunta que él le hizo al doctor tras comunicárselo fue: «¿pero voy a poder seguir jugando a balonmano?». El deporte, el balonmano y la UBP han sido piezas clave en su recuperación.
Tras proclamarse campeón de liga con la UBP, decidió retrasar su operación para acudir al sector de León. “Mi prioridad era disputar el Sector, vivir la experiencia y que pasara lo que tenía que pasar. Yo tenía que estar”.
El pasado 7 de octubre, y con el tratamiento de quimioterapia ya finalizado, disputó la final de la Supercopa de Extremadura venciendo 32-30 a Calamonte con una actuación decisiva por su parte.
“No he parado de hacer nada en este tiempo, los efectos que ha podido tener la quimio los he ido contrastando con el deporte y el balonmano”, afirma.