Las afganas Sadaf y Shabnam Rahimi, protagonistas de ‘Boxing for Freedom’, comparten entrenamiento y experiencias con integrantes del gimnasio Borja Pinna de Badajoz
Sus miradas son valientes. Se defienden en inglés, pero las hermanas Sadaf y Shabnam Rahimi hablan en Dari, un dialecto persa, y a pesar de la dificultad del idioma se entiende a la perfección la fuerza de su mensaje. Llegaron a España hace unos días, desde su Afganistán natal a Badajoz, donde el miércoles verían por primera vez en pantalla el documental ‘Boxing for freedom’ del que son protagonistas.
Hace años la productora extremeña Making DOC decidió llevar a cabo el proyecto con Silvia Venegas y Juan Antonio Moreno como directores. La vida de las hermanas afganas no ha sido sencilla. Diez años atrás comenzaba su andadura en el boxeo, un camino que, como se trata en el documental, ni ha sido, ni es, ni se estima que sea fácil. Sadaf, la menor y más tímida, obtuvo la clasificación para acudir a los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, pero quince días antes le denegaron la plaza desde el propio Comité Olímpico Afgano sin ofrecer motivos convincentes.
El hecho de que las hermanas Rahimi empezaran a boxear, y no acataran su sumisión por ser mujeres, no fue del ‘agrado’ de las autoridades afganas, relacionadas desde hace años con los talibanes. Amenazas, suspensiones, acusaciones de intención de fuga… durante años han sufrido mucho y no se esconden a la hora de contarlo.
Actualmente Sadaf se dedica a entrenar a ocho chicas en Kabul y Shabnam es profesora de educación física. Volvían a enfundarse los guantes el jueves en el Gimnasio Borja Pinna de Badajoz, donde realizaron un clínic junto a boxeadores y boxeadoras que no quisieron perderse la cita. Lo hicieron en unas instalaciones muy diferentes a las que están acostumbradas, y además compartiendo escenario con hombres.
¿Si se arrepienten de algo? Para nada. Son dos referentes para todos, especialmente para las chicas afganas que luchan por un futuro mejor: “es todo un orgullo”.
Durante su estancia en Extremadura aprovechan para visitar ciudades como Badajoz, el Teatro Romano de Mérida o Cáceres, y después viajarán hasta Barcelona y Madrid para seguir proyectando el documental. Después, volverán a Afganistán donde les esperan su familia y amigos, los únicos que saben de su estancia en España. Tendrán que luchar, y lo harán, en un país sobre cuyo futuro no son nada optimistas. Seguirán peleando, y no solo con los guantes de boxeo.