Hablo de esas botas que miden su peso por toneladas, de aquellos golpes contra el suelo para intentar liberar un poco de taco frente a tanto barro en las botas. Me refiero a esos ‘Mikasa’ cuyo original color blanco fue sustituido por el marrón absorbido por el cuero sintético.
El próximo miércoles, 4 de mayo, el C.P. Don Bosco presenta su nuevo campo de césped artificial. Los Salesianos es el primer colegio de Badajoz que apuesta por el verde para sus instalaciones deportivas, un síntoma más de la evolución del deporte base en nuestra sociedad.
Tú que me estás leyendo, seguramente, hayas probado el sabor del albero de los campos de fútbol de nuestra región. Sabes lo que es que un pase sea interceptado por el agua acumulada en alguna zona complicada del terreno y conoces, a la perfección, lo que puede llegar a pesar una equipación deportiva teñida de marrón. El deporte base y, en concreto, el fútbol ha evolucionado en muchos aspectos y es indudable que la calidad y cantidad de la cantera pacense ha crecido a pasos agigantados en Extremadura.
Está claro que la implantación de césped artificial es un gran paso para el C.P. Don Bosco pero estamos ante un hecho que nos demuestra el trabajo y la evolución de todas las personas cercanas al fútbol base. Las categorías de equipos se han multiplicado y los chicos pueden iniciarse en este deporte con tan solo 4 años gracias las secciones de pre-fútbol. Los entrenadores y educadores, en muchos casos, están preparados por cursos formativos en la materia y los niños adquieren importantes conocimientos en lo deportivo y en lo personal. Es realmente apasionante ver un partido de benjamines (8-9 años) y ver las disposiciones tácticas, el fútbol de toque o los conocimientos en cuanto a posicionamiento, rotaciones… en unos niños que ya han jugado 3 o 4 años a este deporte. Era necesario adaptar los terrenos al nivel que vienen demostrando los chicos y el C.P. Don Bosco ha sido el primer club, que jugando como local en un colegio, ha decidido dar el paso.
Los campos encharcados, los balones marrones y las botas cargadas de barro pasarán tan solo al recuerdo de unos pocos que no pueden más que sorprenderse con la gran evolución del fútbol base.
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