Segunda parte de la entrevista al integrante de la mejor Real Sociedad de la última década, el vasco comienza ahora su andadura como entrenador en el mismo club que lo vio nacer como futbolista
De Paula ha tenido la oportunidad de jugar tanto en estadios como el Santiago Bernabéu o el Camp Nou, como en campos de Segunda B. Las diferencias entre el fútbol modesto y el fútbol de élite son evidentes, pero para él no van mucho más allá del presupuesto. “Evidentemente un equipo de primera está mucho más preparado que uno humilde, sobre todo a nivel de infraestructuras, pero lo que hacen no deja de ser fútbol y las diferencias son principalmente en el presupuesto”, manifiesta el ex delantero, y reitera: “No es ‘más fútbol’ el que se hace en una categoría que en otra, puede que en Primera se haga mejor fútbol o de más calidad por circunstancias obvias, pero al final, todo es fútbol”. Otra diferencia que observa frente a los clubs de élite es la mayor cercanía de la afición, aunque él realmente nunca haya experimentado ese contraste. “Bueno, yo es que siempre he estado en equipos que son muy cercanos a su gente: la Real, el Cádiz, la Ponfe… En todos ellos afición y club son uno, están muy unidos, por lo que no he vivido eso de estar alejado de mis aficionados”, asegura De Paula.
El vizcaíno, al igual que la mayoría de seguidores del balompié, cree que esas diferencias presupuestarias son tremendamente injustas. “No sé qué se podría hacer para acabar con ellas, pero sí que creo que hay que hacer algo rápidamente para que los clubs más humildes aumenten sus ingresos y los poderosos ganen menos”, afirma con rotundidad, y propone a Inglaterra como el modelo a imitar: “Por ejemplo, el sistema inglés es mucho más equitativo en cuanto al reparto de los derechos televisivos, pero esto está creado así. Es un negocio y los dirigentes son los que mandan, desgraciadamente”.
Tras su retirada como futbolista y unos meses de merecido descanso, se convierte a comienzos de 2012 en el Director Técnico de las Divisiones Inferiores del CD Badajoz, donde aportaría toda su experiencia como futbolista y empezaría a adquirir conocimientos en la gestión de jugadores. Debido a motivos económicos, la histórica entidad blanquinegra se vio sumida en una crisis que desembocaría en su desaparición en el verano de ese mismo año, por lo que De Paula se quedó pronto sin trabajo. Mientras un grupo de aficionados conseguía con mucho esfuerzo refundar el antiguo club con los mismos colores, valores y sentimientos, la Federación Extremeña de Fútbol le ofreció al vasco la oportunidad de convertirse en el seleccionador regional de las categorías sub-12 y sub-16 del fútbol extremeño. De Paula no dejó pasar la ocasión. Tres años después, habla de estas dos etapas con una sonrisa de oreja a oreja: “Fue una experiencia espectacular. De hecho, ahí se despierta mi pasión por ser entrenador. Porque sí, haces el curso y descubres que eso te gusta, pero cuando trabajas con los chicos es verdaderamente cuando dices ‘yo me quiero dedicar a esto el resto de mi vida’”. Por otro lado, quiere recordar la importancia del deporte en la transmisión de valores a esas edades tan tempranas. “Tenemos un arma muy potente como es el fútbol y hay que aprovecharla para educar a los chicos que quieran dedicarse a este deporte. Hay que hacerlo de forma integral, es decir, no sólo a nivel futbolístico, sino también a nivel humano. Pero debemos formar bien en función de la edad y del desarrollo de cada chico. A cada edad le corresponde una etapa que hay que cumplir correctamente”, expresa.
El propio De Paula asegura que lo de ser entrenador es algo que tuvo claro después de colgar las botas. “Cuando era jugador no quería ser entrenador, no me atraía para nada la idea de entrenar. Es una pasión que he descubierto una vez que me he retirado y que he hecho el curso de entrenador”, confiesa el técnico pacense. Sin embargo, explica que no se debió a problemas económicos: “No, no tuvo nada que ver con eso. Simplemente hice el curso de dirección deportiva en Las Rozas, en Madrid, luego hice el curso de entrenador y ahí fue cuando saltó una chispa y descubrí esta pasión. Jamás me había planteado que algo me iba a gustar tanto como jugar a fútbol, y con esto me pasa: ahora puedo decir que entrenar me gusta tanto como jugar a fútbol.” Al hilo de esto, De Paula reflexionó sobre lo complicada que puede llegar a ser la vida de un futbolista después de su retirada, sobre todo para aquellos que no cobran sueldos astronómicos. “El futbolista tiene tiempo más que suficiente para prepararse para el ‘después’, pero cuando estás en activo no eres consciente de ello y dejas escapar mucho tiempo valioso para formarte. En ese sentido, el jugador que se abandone y que no se forme es por apatía. Y claro que la retirada da vértigo, pero lo que tienes que hacer es prepararte para ella antes y saber a qué quieres dedicarte cuando llegue. Yo te lo digo ahora, a toro pasado, que ya he vivido eso”, manifiesta. Además, quiere mandar un mensaje a todos esos que en este instante son futbolistas y que no piensan en su futuro, sólo en vivir el presente: “Yo les diría que se preparen. La formación académica es fundamental en el desarrollo. Yo, a lo largo de mi vida, he sentido en ocasiones que me faltaba una parte formativa que es esencial. Pero es que además no sirve únicamente para ganarte un sueldo una vez te retiras, también contribuye durante la carrera profesional e incluso en el propio juego futbolístico. Y ahí aún se debe trabajar bastante, ya que hay un gran margen de mejora”.
Como entrenador, Óscar declara que sus principales referentes son Paco Jémez, Pep Guardiola, Vicente del Bosque o el también ex blanquinegro Paco Herrera, con el que coincidió en su etapa de jugador cuando éste era entrenador del CD Badajoz. Únicamente con pronunciar estos nombres, uno se puede imaginar cuál es el estilo que quiere implantar el vasco en sus equipos: un juego de posesión, de ataque, alegre, divertido y vistoso para el espectador. Es un sello de identidad en todos ellos. Quieren ganar, pero por encima de todo quieren ganar jugando bien al fútbol. Al preguntarle a De Paula por qué no le vale sólo con los tres puntos, es tajante: “Porque el fútbol es un juego y no podemos perder nunca esa perspectiva. Y como juego que es, si sólo vas a por el resultado, podrás conseguir eso, resultados, pero no vas a disfrutar por completo de él. Y para mí es muy importante ver que mis jugadores están disfrutando en el campo, que se lo pasan bien y que se divierten”. Además, no se olvida de la parte más importante de todo equipo de fútbol, su afición. “Y sobre todo porque debemos intentar agradar al público que viene a vernos y que se gasta el dinero por nosotros. Si empezamos a pegar el balón para arriba, aquí no viene ni dios. Y por eso es tan importante no sólo el resultado, sino también el cómo consigues ese resultado”, defiende el de Vizcaya.
Óscar de Paula, que llegaba a la entrevista después de hacer la convocatoria para el partido del día siguiente, admite que precisamente eso es lo más difícil para él en su actual profesión. “La toma de decisiones es lo que más me cuesta, por ejemplo a la hora de decidir quién juega y quién no. Ves a dos jugadores que lo hacen todo muy bien y que se están esforzando al máximo, pero tienes que elegir sólo a uno de ellos… Eso es muy difícil. Porque además, yo he estado en el otro lado, yo he sido jugador y sé lo que está sintiendo y viviendo el futbolista en ese momento. Y en ese sentido, en ocasiones me da un poco de pena, pero también soy consciente de que estoy aquí precisamente para eso, para tomar ese tipo de decisiones”. Es la dura labor de los entrenadores, que no sólo tienen que intentar que el equipo funcione y consiga resultados, sino también saber manejar y gestionar el estado de ánimo de sus jugadores. “Luego también tiene que ser el propio jugador el que busque sus vías de motivación para demostrar al entrenador que se está equivocando. Tiene que saber llamar su atención para advertirle de que está bien, que está entrenando a tope y llamar así a las puertas de una posible entrada en el equipo”, asegura.
Y por si eso fuera poco, otra de las cuestiones con las que tiene que lidiar todo técnico son las críticas por parte de sus aficionados. Afortunadamente, De Paula no las ha sufrido apenas en los casi cinco meses que lleva como entrenador blanquinegro. Por el momento abundan los buenos resultados, pero no duda a la hora de opinar sobre ellas: “Bueno, es que no le puedes caer bien a todo el mundo. Seguramente habrá gente que diga ‘qué bien que Óscar esté aquí porque es de la casa’ y habrá otros que digan ‘qué mal porque no tiene experiencia’ o vete tú a saber. Las críticas simplemente las llevo, como las llevaba cuando era jugador. Estoy acostumbrado, y a pesar de que te pesan en cierta medida, son respetables y siempre intento que no me afecten”.
Antes de acabar la charla, De Paula habla sobre el fútbol extremeño, que no vive precisamente sus mejores momentos. Sin presencia de equipos de la región en Primera ni en Segunda División desde hace varias campañas, lejos quedan ya aquellos años de gloria en los que el CP Mérida o el CF Extremadura competían en la máxima categoría del fútbol español, o el propio CD Badajoz era un fijo temporada tras temporada en Segunda. Las desapariciones y posteriores refundaciones de estas tres entidades han sido la tónica predominante en la última década. No obstante, parece que en los últimos meses un halo de esperanza ha vuelto a inundar la región. El enfrentamiento entre Villanovense y FC Barcelona en la eliminatoria de Copa del Rey, el ascenso del Mérida a Segunda B o el ilusionante proyecto que se trae entre manos el CD Badajoz son motivos suficientes. Óscar de Paula también tiene parte de responsabilidad en ello, y no duda ni un instante cuando se le pregunta por la calidad futbolística de la región: “Al contrario de lo que la gente piensa, Extremadura sí que es una gran potencia futbolística, porque hay mucho talento genético en los niños. Ves a chicos que juegan al fútbol de manera espectacular y es de forma innata”. Y no miente. Son muchísimos los jugadores extremeños que han conseguido triunfar en el balompié, e incluso algunos de ellos han llegado a lo más alto. Rafael Gordillo, Fernando Morientes o César Sánchez son sólo algunos ejemplos. La última gran perla en salir se llama Óliver Torres y cada fin de semana hace gozar al Calderón con su calidad y desparpajo. Es inevitable preguntarle entonces qué está fallando, qué se está haciendo mal en la región. “Lo que nos falta es formación y apostar por que esos jóvenes talentos que aparecen se queden aquí en Extremadura. Para ello, sería importante tener un club de referencia que estuviera, por ejemplo, en Segunda, donde podrían ir a parar todas esas promesas”, asegura el entrenador. Y concluye: “Hay que seguir trabajando. Debemos intentar recuperar ese deseo de que el niño quiera jugar en el Badajoz, en el Mérida o en el Extremadura, y no que esté esperando que un equipo de fuera le ofrezca un contrato para triunfar en este deporte. Lo ideal es que den el salto desde estos clubes y luego, si pueden, se ganen la vida a través del fútbol. Eso contribuiría además a que Extremadura creciera como región a nivel futbolístico”, afirma. Es evidente, pues, que aún queda mucho camino por recorrer, tanto por parte de la federación como por los clubs, pero no hay dudas de que los pasos se están dando en la dirección adecuada.
Termina así una conversación donde en todo momento se ha respirado fútbol. Un deporte visto desde la perspectiva de alguien que ha dedicado su vida por completo a él. Una vez finalizada la entrevista y tras parar la grabación, Óscar de Paula sigue hablando de fútbol. Son detalles que ponen de manifiesto que vive por y para este juego. Lo lleva en la sangre. Y se le nota.
El entrevistado se despide de la misma manera que llegó: con una sonrisa en la cara, y con la amabilidad y simpatía que le caracteriza. Él se marcha a seguir trabajando; mañana tiene un partido muy importante que preparar.
Un modelo a seguir para los niños
Óscar de Paula (Durango, Vizcaya, 1975) es el ejemplo perfecto de cómo triunfar en el fútbol a pesar de las dificultades que hay en Extremadura para hacerlo. A todos los chicos les gustaría llegar hasta donde él ha llegado. Y De Paula también trabaja para que ellos algún día lo consigan. Su labor en el fútbol base extremeño es incuestionable: el ex futbolista no sólo fue seleccionador regional sub-12 y sub-16, también es el director del campus veraniego organizado por la Federación Extremeña de Fútbol. Quién mejor que De Paula para aconsejar a los jóvenes que tienen el mismo sueño que tenía él. Si algún día el fútbol extremeño vuelve a estar en lo más alto, él habrá tenido parte de culpa.
Por: Jaime Panadero
Esta entrevista se deduce, es anterior a los malísimos resultados que, en los últimos partidos, se están produciendo. Bonitas declaraciones, pero «del dicho al hecho, va mucho trecho».
Es de sabios reconocer que la realidad desborda sus buenas intenciones y que le quedan todavía algunos años para entrenar a un club profesional Hay que comenzar desde abajo y no de capitán general.