Sevilla tiene un color especial… un gris casi negro que ha teñido lo que debería haber sido una intensa jornada de fútbol, fútbol, deporte y fútbol. Porque aún hoy, dos días después del conflictivo encuentro, todavía se sigue increpando a la prensa de Badajoz allí presente por contar la verdad.
Es turno de plantear los juicios pertinentes en lo relativo al pasado domingo.
Como periodistas, nuestro deber es informar: ya sea quienes narran el encuentro por radio como quien lo narra mediante la realización de fotografías. Comunicación Audiovisual y Periodismo: sabemos lo que hacemos y, por encima de nuestra cualificación profesional, sabemos lo que estamos presenciando. Nuestra función es la de buscar la verdad y contarla, lejos de la opinión personal de cada uno. Y aquí cito: «el periodista debe ser veraz en su actividad profesional; una información debe respetar la integridad de quienes la protagonizan o de terceras personas, obteniéndose siempre con dignidad». Además, recalco una nueva premisa indispensable: «el periodismo se ejerce con honra o no se ejerce». La verdad y la libertad de expresión están potencialmente unidas a nuestro sentido del deber y, con ello, a nuestro saber hacer. Personalmente, considero un atentado a nuestro orgullo profesional que se ponga en duda nuestra ética periodística… más aún cuando en el ejercicio de nuestro trabajo, el único beneficio que obtenemos es el de «hacer lo que nos gusta y disfrutar informando». No hay cabida al «interés personal» más que el de quien quiere achacárnoslo sin fundamento alguno.
En lo que a este asunto respecta, se está realizando una valoración de intereses nefasta. Como Medio de Comunicación de Badajoz, nuestra responsabilidad es la de hacer llegar a nuestro público toda la información relativa al deporte de la ciudad. El nuestro no es un Periodismo de banderas ni camisetas, ni escudos ni colores, porque eso tiene como resultado una mala prensa de la que no hacemos gala. Más concretamente, y para quien quiera entenderlo, nuestra función de servicio público nos pone en manos de nuestros lectores y oyentes, por y para ellos es nuestro trabajo; y, claro está, en apoyo de todos y cada uno de los clubes, equipos y deportistas individuales, de la ciudad de Badajoz.
Entonces llegamos al segundo punto, donde el planteamiento cambia. Tanto dar juego a la proliferación de una información más o menos veraz según el interés de cada uno, que quizás se olvida lo que, personalmente como deportista que soy, considero más importante: el Deporte. Se desvía la atención de las jugadoras y de la importancia que ese partido tiene para ellas por un conflicto entre banquillos: la estrategia de atacar al entrenador contrario para desmoralizar al equipo antes que jugar al Fútbol. La falta de respeto con las deportistas en el campo, que son quienes se entrenan y se esfuerzan para estar ahí demostrando el resultado de tanto trabajo, es enorme. Y nadie lo tiene en cuenta. No solo se devalúa el deporte femenino, en este caso, sino que se las insulta a ellas por encima del resto. Se entra en una guerra en la que siempre serán las primeras perjudicadas. Y hablamos de Primera División Femenina. Si llegar a la élite del Fútbol Femenino es esto… apaga y vámonos.
«El Fútbol saca lo peor de las personas» y el pasado domingo dimos buena fe de ello. Lo triste es que, a día de hoy, mis dos compañeros reciban ataques por esa «mala prensa» que, a juicio de algunas personas afines al Sevilla Femenino, tuvo lugar durante el partido, cuando poco más y no tenemos que pedir perdón por no haber nacido en Sevilla. Y es que desde mi palco presidencial -el andamio- a pesar de estar entretenida con la cámara -para la que no necesito auriculares que me impidan escuchar nada- me doy cuenta de todo. Ya que queremos decirlo todo, sabed que la primera trifulca se inició cuando el Delegado del Sevilla Femenino, acompañado de un guardia de seguridad, se plantó enfrente del banquillo contrario a increpar al entrenador por un balón que sus jugadoras no habían sacado fuera en gesto deportivo, obligando a hacer registro de acreditaciones para echar a quienes no podían estar detrás de la valla publicitaria. La orden del entrenador del Sevilla Femenino expulsado fue clara: no se devuelven más balones. Toma detalle. A partir de ahí, se sucedieron los insultos, las burlas después del segundo gol del Sevilla, las quejas… hasta la «casi pelea» que el tercer gol del Santa Teresa trajo consigo. El mal karma es lo que tiene… si alardeas de ganar al Santa Teresa -o a cualquier otro equipo- dónde y cuándo quieras, puede ser que en el último minuto de partido te caigas del andamio.
Esta fotógrafa se lleva de propina un triple insulto: como periodista, deportista y pacense, y para esto último no hay disculpa que valga. Y como respuesta a todo el que quiera darse por aludido: soy de Badajoz, periodista, y no recorro 200km para tocarle los cojones a nadie.
Cuando han faltado ustedes al respecto a otros, como por ejemplo Fran Gata a un ex-jugador del Flecha, nunca se han disculpado públicamente, por lo tanto no creo que deban rasgarse ahora las vestiduras.
Pues a mí me parece genial que hayas decidido escribir este artículo, es más, te doy las gracias por haberlo hecho. En BD tod@s hacéis un gran trabajo y debería ser, como mínimo, respetado.
Un saludo.