Un Badajoz de primera para una afición de segunda

¡Vaya Cruz!

El Trofeo Ibérico. Solo mentar su nombre evoca leyendas del pasado, suena a historia del fútbol, a Vivero Viejo, a bocadillo y bota de vino, a puro Badajoz. Atrae imágenes de atascos en San Fernando, recuerda a bullicio y gentío, a saltar la tapia. Muchos sabrán de que hablo, aunque yo por desgracia no puede vivir aquellos tiempos. Era otra época, en la que nuestro viejo torneo podía mirar cara a cara al histórico Colombino o al legendario Carranza apoyado por una potente afición.

Un año más hemos podido disfrutar de un equipo de primer nivel en el renacido trofeo, lo cual hay que agradecer a nuestra directiva y al glorioso Club Deportivo Alavés, que realizó un esfuerzo viniendo en estas fechas tan intempestivas para un encuentro amistoso.

Hacía una noche fantástica para disfrutar del partido, y ya de paso distraernos del monotema que ocupa bares, portadas y conversaciones. Vaya si disfrutamos. El Badajoz desplegó todo su poderío ante un rival de primer nivel, incluso sin alinear a jugadores habituales del primer equipo. Supo frenar las acometidas del rival, bailó a la defensa vasca en más de una ocasión, anotó dos auténticos golazos y añadió un nuevo trofeo a sus vitrinas, además de la necesaria inyección de moral que supone derrotar a un primera por 2 a 0. Habría sido una noche perfecta, pero como siempre, faltó algo.

Nada más llegar al campo tuve un mal presentimiento al mirar al graderío. Una tribuna a medias, el fondo prácticamente vacío y una preferencia de asistencia decente. No era para nada digno teniendo en cuenta la cita a la que asistíamos. Faltó hasta el grueso de la grada de animación 1905 (hinchas que no suelen fallar en el Vivero). Tal vez un miércoles de octubre en horario laboral no fuese la mejor fecha, pero sea como fuere, la imagen era bastante pobre.
A mi lado, con cara de circunstancia, comentó un aficionado:
“Viene un equipo de primera división y el campo vacío… Como si disfrutásemos de un finalista de copa cada domingo”.

A nivel personal, les confesaré que una parte de mí se vino abajo al contemplar la afluencia del estadio. Sentí indignación, como abonado y aficionado, pues no logro entender que pasa en lo referente a la afición local. Estoy harto de ver como cada vez que nuestro club logra un ascenso, las calles se llenan de banderas y camisetas blanquinegras. ¿Dónde estaban ayer? Puedo entender que alguien me diga que estaba trabajando, pero ¿dónde está esa gente los domingos? En la temporada en la que más falta hace, la masa social, la base sobre la que se sostiene cualquier equipo, no responde. Luego no pidan peras al olmo, no sería justo.

Ayer, bajo los focos del Nuevo Vivero, el Badajoz realizó un partido a la altura de las viejas historias del antiguo trofeo ibérico. Tuvimos la suerte de ver un auténtico gigante, lástima que los pies que lo sustentan sean de barro.

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1 COMENTARIO

  1. Es normal que un miercoles y a esa hora vaya poca gente, y maxime cuando al dia siguiente hay que trabajar. Cuando me importa a mi la falta de gente es los domingos, ahi como abonado si que me alarmo.

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